La Voz de Cádiz - OPINIÓN

La plaza congelada

La zona llamada a ser nudo estratégico del transporte local ve paralizado cada plan

El anuncio de tres años, al menos, de retraso de la construcción del hotel junto a la estación es, tan solo, la última gota de un vaso de paciencia y espera desbordado hace mucho tiempo. La plaza de Sevilla –el lógico y necesario nudo de todas las comunicaciones y medios a las puertas del centro de Cádiz– sigue congelada en el tiempo. Sin visos de prosperar. Abandonado y castigado. Así se encuentra el proyecto de reordenación urbanística más importante que tiene por delante la capital gaditana. No avanza ni un centímetro y sigue como un futurible que, por una u otra razón, no llega nunca a ejecutarse. Inmóvil lleva años esta idea de adaptación y mejora de este kilómetro cuadrado, llamado a ser el punto dinamizador y de gran actividad comercial y turística de la ciudad. Antes que eso, la pieza que encajaría el transporte por tren, por mar, en autobús y automóvil particular. Pero ni la vieja estación se recupera, ni se intuyen tranvías, hoteles o aparcamientos. Sólo se anuncia la estación de autobús para este mes, con años de retraso y con el entorno hecho un galimatías de atascos. La relevancia del enclave no termina de sacar del cajón tantos proyectos varados. Y lo que es peor, todo apunta que les queda mucho para que alguien los desempolve. El clima político y el bloqueo del gobierno municipal no son los mejores aliados para que la plaza de Sevilla sea finalmente ese gran recibidor que merece una capital como la gaditana.

Las administraciones de las que depende no acaban de ponerse de acuerdo. Es más, para su reordenación se firmó un convenio de colaboración en el año 2008 entre el Ministerio de Fomento (entonces regentado por la socialista Magdalena Álvarez); la Junta de Andalucía, la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), y el Ayuntamiento de Cádiz, liderado en esas fechas por Teófila Martínez. En ese acuerdo se establecieron obligaciones y compromisos por parte de cada uno de ellos que no han llegado a cumplirse . Y, de momento, parece que tampoco hay empeño por parte de la parte supuestamente más interesada, el Consistorio.

La ordenación de la estación de autobuses (que será una realidad en unas semanas), la reforma urgente de la avenida de Astilleros, el hotel (que no estará hasta 2020 como mínimo), un mercado gastronómico ya bajo la duda del silencio, unos jardines en la muralla o la posibilidad de instalar la nueva Comisaría en este espacio, están esperando. Todavía. No es poco trabajo.

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