El Apunte

Un pabellón lleno de realidad

El nuevo proyecto del Portillo es decepcionante para los vecinos y prima los intereses de una empresa privada

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El nuevo gobierno municipal de Cádiz ha pasado su primer año, un cuarto de su mandato teórico, paralizado. Entre aterrizaje, polémicas menores y simbólicas, denuncias de complot mediático-político y falta de presupuesto, las medidas han brillado por su ausencia. La gestión ha sido sustituida por la discusión. Pero, según los boletines oficiales, desde hace unas pocas jornadas el Ayuntamiento de Cádiz cuenta con unas cuentas -aún en el aire si prosperan las protestas de la oposición- con las que ponerse en marcha. De esta forma, con la acción y no con la insinuación, podrá mostrar cuales son sus prioridades.

Entre ellas aparece la reactivación del fallido proyecto ddel pabellón Fernando Portillo. El viejo polideportivo derrumbado fue un fiasco administrativo del anterior gobierno municipal que no supo sacarlo adelante y lo dejó paralizado.

Sin embargo, su recuperación dista mucho de ser satisfactoria. Reducir el proyecto inicial a unas instalaciones deportivas de barrio rematadas por un supermercado común están muy alejadas de las planteadas por el anterior equipo de Gobierno -que tampoco supo defenderlas- pero, lo que es peor, suponen una decepción para los vecinos.

Nadie cuerdo pretende, como ironiza el alcalde, que ese solar acoja el «Madison Square Garden de Cádiz» pero de ahí a una simple sala deportiva hay muchos grados, muchos pasos, los que separan un proyecto ilusionante para los residentes, un impulso para el vecindario, de una pequeña chapuza urbanística. Además, la superficie comercial reflejada en el anteproyecto presentado por el nuevo equipo de Gobierno supera en unos 400 metros cuadrados la prevista en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), esto reduce el espacio de gradas y hace imposible la celebración de eventos de mediano aforo, ni siquiera grandes campeonatos. Para colmo, el plan está basado, financieramente, en el interés que tenga la empresa que monte el supermercado y no en el espacio que necesitan los vecinos. Al final, el pragmatismo se impone al idealismo y es una operación urbanística la que hará posible un recinto que no será el que los gaditanos querían ni el que se les anunció. Será el que impone la realidad.

Ver los comentarios