El Apunte

Una nueva era turística

La difusión de Cádiz como un destino de calidad es el mejor aliado para combatir al viejo, y casi único, enemigo del sector: la estacionalidad

Por más que haya aparecido un, absurdo, movimiento de rechazo y un, recomendable, espíritu crítico que analiza sus frutos y circunstancias con rigor, es una evidencia que el turismo y sus empresas auxiliares forman el sector económico más robusto de la dañada economía provincial.

Ningún otro (si se suman hoteles, hostelería, transportes y suministros) mueve más dinero, más productos y más empleo en una zona aún con graves problemas de paro estructural. Los ciudadanos hace tiempo que lo saben. Nadie va a sorprenderse de esa situación. Tiene ya tiempo y trayectoria. Tanta, que los gaditanos conocemos los beneficios y los inconvenientes de vivir pendientes del turismo.

El mayor de sus defectos es la estacionalidad, la temporalidad. Esa característica ha marcado hace años las estadísticas de empleo y, por extensión, los ingresos en miles de familias. Otra de sus trabas es la precariedad, las malas condiciones económicas y sociales que tiene, demasiado a menudo, el empleo que crea.

Pero con todo, con su impacto en los precios de los alquileres y en la carencia de infraestructuras, el turismo es una de las mejores cartas que tenemos como sociedad. Para que los contratos sean más y mejores, para que la riqueza a repartir sea estable, es preciso que los niveles de estancias y visitas mantengan cierta regularidad, al menos durante ocho de los doce meses. Transmitir la imagen de un destino de calidad, en verano y en cualquier temporada, es esencial para conseguirlo.

Aparecer en listados internacionales sobre los mejores chiringuitos de España, o las mejores playas de Europa, o sobre templos gastronómicos imprescindibles –como recoge hoy LA VOZ– está lejos de ser una frivolidad. Potencia la imagen de Cádiz como destino para todo el año y por distintas razones, para muchos públicos, para el visitante extranjero o para escapadas familiares nacionales cada vez más comunes.

Es un turismo provincial, regional o nacional atraido por pequeños detalles o por eventos que a veces no parecen demasiado llamativos. Ese goteo suma a los grandes operadores Si se combinan estos factores, y se mantienen, pueden volver a darse números de agosto en pleno octubre, en noviembre o marzo además de febrero, diciembre y mayo. Puede ser el principio del fin de la estacionalidad.

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