Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

‘No me creo ná’

No me creo que todos los señores/as que se retrataron sonrientes el pasado viernes en las escaleras de las oficinas de Navantia estén convencidos de lo que hacían

Ignacio Moreno Bustamante
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La primera reacción al ver la foto es pensar: ‘No me creo ná’. Una expresión que no es una sesuda reflexión de algún rimbombante autor buscado en Google, sino una gaditana forma de mostrar incredulidad. No me creo que todos los señores/as que se retrataron sonrientes el pasado viernes en las escaleras de las oficinas de Navantia estén convencidos de lo que hacían. Ni por supuesto, que vayan a ser capaces de mejorar la situación de los tres astilleros de la Bahía. Sus sonrisas son la misma que la nuestra cuando recibimos la corbata cada Navidad. Puro compromiso. En esa fotografía vuelan las puñaladas traperas. Quizá, haciendo un acto de generosidad, podríamos conceder que es un comienzo. O al menos una muestra gráfica de que hay intención de mejorar algo las cosas.

Sorprendía ver juntos en la misma imagen a Kichi y a Teófila, a Loaiza y a Patricia Cavada, a Antonio Romero y a Maribel Peinado, a Fran González y a Laura Jiménez... Todos ellos son conscientes de que la clase política –de todo signo– vive sus peores momentos en cuanto a ‘cariño’ por parte de la gente, y puede que por eso accedieran a asistir a la reunión convocada por los sindicatos de Navantia. Allí departieron en tono amigable sobre lo mejor para la industria naval de la Bahía, y elaboraron un documento que, de cumplirse, sería ‘gloria bendita’ (otra expresión gaditana, esta vez para mostrar agrado).

Pero en esa foto, decía, hay gato encerrado. Llámeme malpensado, pero cuesta creer que la verdadera intención de sus protagonistas sea la de mejorar el panorama laboral de la Bahía. Más bien sea la de mejorar su propia imagen. Y qué mejor forma de hacerlo que accediendo a posar juntos, transmitiendo la sensación de que, llegado el momento, son capaces de entenderse. Los del PP tratan de limpiarse la escandalosa mancha de corrupción que han extendido sobre todo el partido sus indeseables y repulsivos compañeros de Madrid y Valencia. Los del PSOE –amén de alejarse también de los escándalos de los ERE y los cursos de formación– quieren visualizar que ellos también pintan algo en esta historia, aunque en algunos casos sean casi figuras decorativas. Más limpios están en Ciudadanos, limitándose su objetivo a tratar de hacerse visibles. Y en Podemos han puesto tan alto el listón de la moralidad, de la salvación de la patria, de la gente y de los más desfavorecidos, que no les queda más remedio que pasar por el aro y retratarse con la casta.

Todo esto si somos malpensados. Quizá esta vez sí han aparcado sus intereses particulares y partidistas en pos del bien común. Quizá sea la primera piedra sobre la que edificarán futuros acuerdos de consenso de toda índole y condición. Quizá... Pero no. Que no. Que ‘no me creo ná’. De ninguno.

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