OPINIÓN

Mucho que cambiar

La delegada de la Junta en Cádiz hereda un asombroso listado de proyectos frustrados

Provocaba cierto bochorno escuchar a los anteriores responsables de la Junta –en plena campaña electoral del pasado otoño– hablar de la entrada en funcionamiento del tranvía llamado a recorrer y articular la Bahía de Cádiz. Como si tal cosa.

El rubor del oyente estaba causado por el desahogo de los salientes responsables autonómicos al resucitar y airear uno de los mayores ridículos de la Junta de Andalucía en Cádiz. Y tiene mérito esa calificación porque de la administración autonómica dependieron, o dependen, gestiones esenciales para una ciudad paralizada como la capital gaditana.

Hablamos de un listado de grandes edificios, solares, proyectos o decepciones como la residencia Tiempo Libre, Escuela de Náutica, nuevo hospital Puerta del Mar en los terrenos de CASA, la Ciudad de la Justicia o la Aduana Nueva en la plaza de Sevilla. Es decir, decir que el enorme retraso del disminuido tranvía es una de las mayores decepciones es mucho contar porque el listón de la desilusión gaditana con la Junta está muy alto.

Aún así, el tranvía ha sumado unas cotas de descaro político insuperables . Los representantes autonómicos seguían hablando del proyecto como si no hubieran pasado más de ocho años de retrasos, parones y modificaciones, como si no hubieran anunciado media docena de fechas de entrada en funcionamiento que se incumplían una tras otra. Y eso que su fastuosa red inicial –pensada para complementar tren, catamarán o autobús y aliviar el uso del automóvil en una comarca con más de medio millón de habitantes– se quedó en una única y modesta línea Chiclana-San Fernando. La conexión con Cádiz degeneró en parche , en refuerzo de cercanías. Del resto del proyecto, nunca más se supo.

Diez años después de la presentación de Rosa Aguilar , ante cientos de dirigentes vecinales en el hotel Puertatierra hace una década, nada más se supo. En nada quedaron las recreaciones que cruzaban el nuevo puente , pasaba por la avenida de Las Cortes camino del centro de Cádiz, el que conectaba con Puerto Real, El Puerto y, fundamental, con el aeropuerto de Jerez. Todo se ha quedado en ciencia-ficción, primero, y de terror, después.

Valga este recuerdo como urgente manuel de instrucciones para la nueva delegada de la Junta de Andalucía en Cádiz: Ana Mestre. Hereda una nefasta gestión, una letanía de proyectos frustrados que debe aclarar cuanto antes y que, al menos, le facilitan un primer guión de todo lo que se espera de ella y de su cacareado «gobierno del cambio». En Cádiz, desde luego, hay mucho que cambiar. Casi todo.

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