Opinión

Luz del Amor

Cuarenta y seis son las velas que iluminan el caminar del Señor del Amor Despojado en su paso de misterio, el paso de mi Hermandad, la Hermandad Salesiana

Antonio Rodríguez, Mayordomo del Despojado

Cuarenta y seis son las velas que iluminan el caminar del Señor del Amor Despojado en su paso de misterio, el paso de mi Hermandad, la Hermandad Salesiana. Este Domingo de Ramos es el quinto desde que la junta de gobierno tuviera a bien llevar a cabo una propuesta misericordiosa de la cual hoy los hermanos nos sentimos orgullosos porque si bien, las hermandades están para rendir culto a sus sagradas imágenes para a través de ellas evangelizar y realizar una manifestación pública de fe, tanto en sus cultos internos como externos, no podemos dejar de lado que la labor caritativa que las hermandades realizan en estos tiempos, tienen una importancia y una cuantía equiparable, quizás de manera errónea, a su labor fundamental, la evangelizadora. Esa propuesta misericordiosa no es otra que dotar a cada una de esas velas que dan luz al Señor del nombre de algún hermano o devoto que esté pasando por un momento delicado de salud, partiendo siempre con tres de ellas que se ponen de manera simbólica e imprescindible desde que se fraguó todo y todo tomó forma, son a la Unidad de Oncología Pediátrica, a la U.C.I. Pediátrica y Unidad de cuidados paliativos, todas del hospital universitario Puerta del Mar.

El símbolo de la luz viene desde el principio, desde el libro del Génesis. La primera palabra de Dios que aparece en la Biblia es «Que haya luz». La presentación de Dios en la Biblia es: Dios es la luz y el orden. Con Dios se ve la realidad, sin Dios, todo es tinieblas y caos. El Éxodo sigue aprovechando el símbolo: Dios guía al pueblo, incluso en plena noche, como una columna de fuego. Y se sigue desarrollando en los Profetas, especialmente en Isaías: «El pueblo que caminaba en las tinieblas vio una gran luz». «Levántate, Jerusalén, porque viene tu luz».

En nuestro caso, la luz para iluminar al Señor, la luz para que el Señor ilumine a sus fieles hermanos y devotos y les mantenga la llama viva en la fe y la esperanza de la pronta recuperación, todo ello de una manera altruista, desinteresada, caritativa y como dije al principio misericordiosa, que cuando está la salud de por medio, no cabe el mercadeo ni hay que hacer negocio, que entendemos los hermanos del Despojado que no hay motivo más bonito ni mejor causa que ayudar en esos momentos con ese gesto al que más lo necesita y ahí sí que deben estar las hermandades, acercando a Dios. Esta labor no ha pasado desapercibida para todo aquel que la conoce y éste año la banda que pondrá los sones también al caminar del Señor, la Banda de cornetas y tambores Nuestra Señora de los Ángeles de Sevilla que, al conocer la historia, quiso tener a bien dedicar una composición que no sólo va dirigida al titular, también a dicha labor de la hermandad y de sus hermanos.

Se vuelve a obrar el milagro de la Semana Santa en esta ciudad. A los cofrades nos llega el día más bonito del año. Son días en los que dejamos de mirar el tiempo hasta desear que éste se detenga, días en los que vivimos nuestro sueño de cada primavera. Cada uno abre su corazón para inundarlo de sentimientos y vivir una nueva semana de santa pasión. Nos llega un nuevo Domingo de Ramos. Una hermandad, una cruz de guía con su ramita de olivo, un río desbordado de pequeños capirotes blancos, un senatus de la octava legión, las banderas, la que anuncia al Señor, las que anuncian la raíz salesiana... sigue el río de capirotes blancos, una reliquia de San Juan Bosco llevada con el mayor de los mimos para seguir recordando la raíz salesiana, un cirio, una espada y la bandera de Nuestra Madre que este año, por fin, la hacemos presente en nuestro cortejo, jurando que no hay Concepción más Pura y Limpia. Sigue el río que llega con sus capirotes igualmente blancos pero con las manos más arrugadas y dejando ver algún que otro rosario que hacen sentir la penitencia... los angelitos en forma de monaguillos, repartiendo caramelos y piruletas… las que no se comen, las paveras, libro de reglas y pértiga con María Auxiliadora por si se ha olvidado la raíz salesiana, el guión azul y oro, varas plateadas para la presidencia, una cola fuera del esparto colocada con maestría en el brazo del que trabaja incansable y procura el bien de todos. Los acólitos, el humo, el incienso, los sentidos... ahora sí a flor de piel, un paso de misterio, los sones de las cornetas y los tambores, un capataz… qué capataz!!! su gente, mi gente, la gente del Señor, la misericordia, la fe, la esperanza, la caridad, cuarenta y seis velas encendidas y el Amor, el Señor del Amor….LA LUZ DEL AMOR.

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