Opinión

La penúltima mona del Peñón

El regreso de la inflación y las subidas de tipos ha puesto en alerta a los inversores que, miran desconfiados la solvencia de los emisores

Fernando Sicre

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Por la fecha en la que estamos, podría haber sido S.M la Reina Isabel II reencarnada en una mona gibraltareña. Pero no, la reencarnada en mona de barbería ha sido la «Premier» Truss. Algo más de cuarenta días, los que Jesús estuvo en el desierto partiendo desde el Jordán, tentado por el diablo, han sido suficientes para que la «simia llanita» con alma humana británica, haya sido devorada por los suyos. Con su muerte política, exterminio en toda regla, sólo ha quedado su alma que comenzó la transmigración, vagando por las tinieblas londinenses hasta encontrar la mejor luz del mudo en la provincia de Cádiz, ubicación del Peñón. Morada de monos y monas de barbería. En la década de los cuarenta, otra vez se repite ese número (40), el «Premier» apodado «The Old Lion», se apresuró a decir que mientras las monas, que no los monos persistan en Gibraltar, la Roca seguirá bajo dominio británico. Churchill ordenó traer un importante número de ejemplares de las montañas del Rif para preservar su existencia y de esa forma, asegurar el dominio británico, no sobre los monos, sino sobre ese islote rocoso, en forma de promontorio monolítico, unido a la península ibérica por un istmo de arena, cortado a su vez por un canal, hábitat natural en Europa de dichos simios. Llamados monos de barbería o monas rabonas, de la especie de primates catarrinos, que no catalanes. De los monos ladrones de la Roca, al «Espanya ens roba». Cuando contemplo un ejemplar de macaco de la roca, me viene a la cabeza a toda la patulea pasada y presente de ERC en el Congreso. Los «Tardás» y «Rufianes», descendientes directos del australopiteco, muy a lo pesar de la similitud del componente genético catalán con el francés, a decir de Junqueras, aspirante a parecerse a Alain Delón, por eso del supremacismo racial catalán sobre el español. Pero, hoy ni catalanes, ni monos, ni franceses, sólo británicos. Su pecado, apartarse de la ortodoxia económica. Su decisión económica supuso el anuncio de una bajada de impuestos (50.000 millones) y un incremento del gasto, que se materializaría en subvencionar el coste energético, que ascendería a los 150.000 millones. Los mercados avisaron de inmediato ante tan absurda decisión, se desplomó la Libra y el mercado de bonos se agitó sin precedentes, con ventas masivas que hicieron caer su cotización. El regreso de la inflación y las subidas de tipos ha puesto en alerta a los inversores que, miran desconfiados la solvencia de los emisores. Y en el caso objeto de análisis, aquellos se lanzaron a vender, desplomando el valor de los bonos. El Banco de Inglaterra salió a la compra masiva de bonos, sosteniendo de esa forma la Libra. Lo que permitió seguir manteniendo la respiración de los jubilados británicos, con fondos de pensiones diversificados con valores de renta fija y variable.

Gran Bretaña, nación de británicos y monos de barberías, tiene una economía muy endeudada (120% de deuda sobre PIB). Una bajada de impuesto supone menor recaudación. Sí se incurre a su vez en decisiones de política económica que supone incurrir en mayor gasto público (subvención energética), ambas decisiones son generadoras de déficit, sí no se minora el gasto público. Y eso inexorablemente supone un incremento de la deuda pública de por sí insostenible.

Y es en este contexto donde salta la confusión dogmática auspiciada por la izquierda comunista española. Los liberales clásicos hablaban del santo temor al déficit como dogma de la doctrina liberal. Con el tiempo llegó J.M. Keynes…los déficits no son tan importante, lo que importa macroeconómicamente hablando es el pleno empleo… El Estado debe endeudarse masivamente para estimular la actividad económica si fuere necesario, lo que se puede hacer, aumentando el gasto público o bajando impuestos (lógica keynesiana en supuestos de épocas de recesión). No habría problemas de endeudamiento ya que los Estados emitirían dinero con el que pagar la deuda…Sin duda, estas son políticas Keynesianas antiliberales, que es justo lo que ha hecho la «Primier» reencarnada en mona del Peñón. El marco económico de diseño de estas políticas debe ser calificadas como antiliberal. En consecuencia, nunca liberales, ni neoliberales. La que tiene su alma en el Gibraltar, ha aplicado sin más políticas económicas estatistas, nunca liberales. Lo digo para que calle la «progre patria», con alma y mente de momento como las de la Premier. Luego vendrá lo de la reencarnación.

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