APUNTE

Soluciones creativas a problemas acuciantes

La propuesta de los hosteleros gaditanos de buscar a jóvenes marroquíes no es una amenaza, es una respuesta a una dolorosa carencia del sector

El apunte

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La demagogia es un arma tan poderosa como peligrosa. En los últimos años, hemos podido asistir al efecto de los populismos, a buscar el trazo grueso y las palabras huecas que sean capaces de encender los más apasionados discursos. Y las redes sociales han supuesto un efecto amplificador de estos discursos que apelan más a la emoción que a la razón. En el día de ayer, tuvimos una muestra con las declaraciones del presidente de los hosteleros gaditanos, Antonio de María, que indicó que una de las alternativas que se buscan ante la falta de profesionales en la industria es la contratación de personal marroquí.

A esta propuesta saltaron los demagogos de uno y otro bando. Unos con simpleza argumentaban que era una forma de explotación y de relajación de los derechos laborales cuando, precisamente, la propuesta enfatiza que los jóvenes llegarían con contrato a la provincia y que se les debería garantizar el alojamiento y la manutención. Otros destilaban la más rancia xenofobia, rechazando al trabajador de fuera con el agravante su etnia. Precisamente cuando Cádiz es una de las provincias que más trabajadores exporta al mundo.

Lo cierto es que la propuesta que realizó De María en el VII Foro de Turismo que se celebró ayer en Chiclana resulta interesante para paliar una carestía de profesionales que es palpable. Los empresarios no sólo del turismo, sino de todos los sectores económicos, llevan meses advirtiendo de que la falta de relevo generacional es uno de los mayores retos a los que se tienen que enfrentar. Es una realidad palpable: en la provincia de Cádiz faltan camareros, chefs, personal de cocina. Y hay que poner solución a la situación para no perder una oportunidad de negocio en una provincia donde, precisamente, éstas no abundan.

La iniciativa de los hosteleros es una solución imaginativa a un problema que va a ir a más, precisamente, por la carencia de jóvenes que ofrezcan ese remplazo generacional en el sector servicios. No basta con lamentaciones y con vivir de la esperanza de que este mal se solucionará solo. Toca ponerse a hacer propuestas y si éstas, además, suponen darle la oportunidad a jóvenes bien formados, hay poco que oponer.

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