Mayte Alcaraz

Al ratón y al gato

Forcadell, la más sectaria presidenta de Parlamento que se conoce, juega con la tramitacion de la «consulta»

Mayte Alcaraz

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Pasado mañana a las diez la presidenta del Parlamento catalán reunirá a la Mesa de la Cámara, tras un merecido descanso veraniego. Un parón necesario para unos políticos agotados de insultar al resto de españoles y burlar el Estado de Derecho . Es obvio que los corazones independentistas tostados por el sol mediterráneo bombean una sangre catalana más pura e ideas tan universales y solidarias como las nacionalistas requieren de un maceramiento veraniego. Pero todo llega a su fin. Es hora de dejar de construir castillos en la playa y disponerse a dar el golpe de Estado institucional por el que han suspirado desde que los estragos de la crisis y el latrocinio de Pujol les obligó a elaborar un relato de culpas ajenas que no resistiría ni un examen de la ESO española .

Carme Forcadell vuelve con energías renovadas de su magnífica casa de Sabadell. Ha decidido, siguiendo las órdenes de Puigdemont y Junqueras, jugar al ratón y al gato con el Estado y el Tribunal Constitucional. Así, ha optado por no incluir en el orden del día del miércoles la admisión a trámite de la polémica ley del referéndum. Siguiendo los dictados del buen sedicioso, el nacionalismo catalán quiere controlar los tiempos y, oída la obligada advertencia de Mariano Rajoy de que impugnará inmediatamente esa ley, sus jefes le han ordenado que no la incorpore a la espera de mejor momento. Pero no es que hayan tenido un rapto de cordura y responsabilidad, es que, o se ampliará el orden del día o, a propuesta de la CUP , no se tramitará como proposición de ley sino que la Generalitat la presentará como proyecto de ley, cuyos plazos de aprobación son más cortos.

Sea como fuere queda claro el servilismo con que la señora Forcadell, que encarna una institución que en una verdadera democracia suele revestirse de cierta independencia institucional, entierra a Montesquieu cada vez que pone un pie en el suelo. Una filóloga y antigua activista, habitual del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña , cuyo comportamiento insulta al resto de la oposición en la Cámara a la que lamina con su sectarismo. Procesada por facilitar una votación soberanista ilegal, desobedeciendo reiterados avisos del TC, Forcadell mantiene un comportamiento dictatorial en el Parlamento que denuncian un buen número de diputados no afines al delirio gobernante.

A la espera de la última orden que desde el Gobierno catalán se le dé para tramitar la ley de desconexión conviene no perder de vista a una presidenta cuyas funciones están recogidas en el Estatuto autonómico, que presume de defender la libertad de expresión de los diputados pero se la niega a la mitad de la Cámara. Propongo desde aquí que se monte una Cátedra en la Universidad Autónoma de Barcelona donde estudió, sobre cómo acabar en dos patadas con la separación de poderes en un Parlamento autonómico. Y que la presida la exalumna Forcadell.

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