Porno

Desvincular el sexo del amor ha sido el error fundamental del que han emanado las mayores tragedias de nuestra era

Salvador Sostres

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Juan Manuel de Prada tiene razón cuando dice que la pornografía te va matando el alma y que masturbarse es de perdedores. Ambas cosas he podido constatarlas por experiencia propia. Desvincular el sexo del amor ha sido el error fundamental del que han emanado las mayores tragedias de nuestra era, tal como hartarse en Navidad de regalos y capones sin haber entendido y asumido que el Nacimiento es celebrar una victoria que no ha tenido lugar.

Masturbarse –y hacerlo bastante– tiene mucho que ver con el facilismo de nuestra era de gastar toda la fuerza en simulacros. He crecido notando cómo efectivamente el porno, y sobre todo el porno actual, de fantasías tan concretas y de consumo tan inmediato, iba atrofiando mi relación emotiva y vital con el sexo, con mi sexualidad: hasta llegó a modificar mi forma de desear, reduciéndola a la anécdota morbosa y despojada de cualquier afectividad, y acabé interiorizando que el sexo era una guarrada como las que solía buscar por internet.

Me fui volviendo egoísta –que es el mayor vicio de la Humanidad– buscando sólo mi caprichoso placer solitario, sin preocuparme de haber dado nada antes, y dejé de sentir ninguna emoción en los encuentros reales, ni que sólo fuera la que a los hombres nos sirve para levantar acta. De tanto bajar al supermercado, mi alma se quedó en uno de sus estantes, y aunque el cuerpo me respondía aún, mi deseo podrido por el porno desfiguraba el proceso y no me brotaba el ímpetu ni siquiera para expresar el amor más sincero.

También dijo Prada que el porno conducía a la perversión, y también por ello fue linchado, pero es cierto que la experimentación sexual la carga el diablo, y que cuando has visto mil películas de un cantar, quieres mil de otro; y así sucesivamente hasta que, con todo ya banalizado, es sólo cuestión de tiempo que un día te pases de la raya. ¿Quién no pagaría lo que le pidieran si le chantajearan con hacer público su historial de navegación? La ciencia sin Dios –esto lo dijo Ratzinger– conduce a Auschwitz.

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