Editorial ABC

Transición al fraude ecológico

Lo que encierra el caso que desvela hoy ABC es que a la izquierda la salud del planeta no parece importarle tanto como hacer negocio

ABC

Una investigación de un juzgado de Antequera (Málaga) a instancias de la Fiscalía de Medio Ambiente ha permitido desvelar el inmenso fraude cometido durante los últimos veinticinco años en diversas localidades de la sierra sur sevillana con lo que debía ser una innovadora planta de reciclaje de basuras, que en realidad era un negocio-farsa para esconder todo tipo de desperdicios bajo tierra sin clasificación alguna. En los últimos años de la década de los noventa, la Junta de Andalucía estaba presidida por el socialista Manuel Chaves. También el PSOE estaba al frente de la Diputación de Sevilla y de diversas alcaldías de esa zona de la provincia, que promovieron la construcción de una teórica central de gestión de residuos con vocación netamente ecologista para la protección del medio ambiente. El proyecto debía basarse en una detallada clasificación de la basura y en su posterior destrucción con medios que permitieran reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera y mejorar la calidad de vida de las 70.000 personas que residían en pueblos circundantes. De aquello hace más de dos décadas, y hoy la realidad es otra muy distinta: hay seis detenidos, entre ellos alcaldes, concejales del PSOE y directivos de la central, porque allí jamás se recicló nada. Era una tapadera, un simple negocio auspiciado por las autoridades políticas con el único ánimo de engañar al ciudadano y embolsarse los beneficios correspondientes. Allí nunca se trató la basura. Tal como entraba en la planta, así salía, y un camión se encargaba de trasladarla a otro lugar para ocultarla bajo tierra. Todo era, sencillamente, un burdo ecologismo de pacotilla para cumplir con la corrección política del discurso «progre» en materia de medio ambiente, y tomar el pelo a los contribuyentes. ABC dispone de fotografías y vídeos que acreditan que, hasta el pasado mes de enero, la basura se seguía almacenando en balsas ilegales que se cubrían con tierra del campo.

La izquierda siempre se ha apropiado de conceptos como el ecologismo, el feminismo o la igualdad, como si fueran iconos exclusivos e inherentes a su ideología. Más allá de la falsedad de ese discurso y de criminalizar a la derecha, como si su verdadero afán fuese la destrucción del planeta o la marginación de las mujeres, lo que encierra este caso que desvela hoy ABC es mucha hipocresía. A la izquierda y a su cínico relato, la salud del planeta no parece importarle tanto como la capacidad de hacer negocio con la mentira. Las emisiones de CO2 eran solo la coartada para rellenar programas electorales, justificar subvenciones y privilegiar a alcaldes de la cuerda. De nuevo, la Andalucía del PSOE emerge como el eterno cortijo nepotista del partido. Como la cuna del amiguismo y el desprecio al ciudadano.

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