Prevención médica y previsión económica

La súbita bajada de los tipos decretada ayer por la Reserva Federal de Estados Unidos representa, más allá de las tímidas medidas adoptadas en algunos países europeos, la primera iniciativa de envergadura que lanzan las potencias occidentales para tratar de paliar los daños provocados por la epidemia de coronavirus. Justo un día después de que la OCDE rebajara sus previsiones globales de crecimiento, la FED asume la gravedad de la amenaza del Covid-19 y responde a la contracción económica con una rebaja de medio punto en el precio del dinero, proporcional a la velocidad y la incertidumbre con que se desarrolla esta crisis. También el Banco Central Europeo está preparado, según su presidenta, para tomar medidas «apropiadas y específicas, según sea necesario y acorde con los riesgos subyacentes». En este escenario, resulta preocupante la actitud de la ministra de Economía, que ayer aseguró que las previsiones de impacto económico «son poco significativas», en línea con las declaraciones de la portavoz del Gobierno y del ministro de Sanidad, que compareció para anunciar que unos cuantos partidos de fútbol se iban a jugar a puerta cerrada. Poco más. La serenidad es siempre de agradecer, pero no la falta de previsión.

El impacto económico de la epidemia de coronavirus es tan «poco significativo» que la FED bajó ayer en medio punto el precio del dinero, medida que revela el alcance de una amenaza que el Gobierno de Sánchez e Iglesias no termina de ver o prefiere ignorar, incluso con una economía nacional que depende en buena parte de sectores tan tocados por el Covid-19 como el turismo o el motor. De la salud pública se ocupa un sistema sanitario en el que se puede confiar, pero la economía está en manos de quienes se empeñan en negar, o en calificar de insignificante, todo lo que no cuadra en su cuenta de la vieja.