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El Rey y Mas

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Buscamos en los libros evasión, disfrute y conocimiento; una suerte de mayéutica tendenciosa y veraniega. Sin embargo, a veces, la lectura asalta las páginas de la realidad como si tomara la Bastilla un 14 de julio exclamando: «piensa». Y pensé, o sea, leí. Manuel Vicent me asombró con su desvergonzado e inteligente 'Desfile de ciervos', exhibiendo una aguda y semiótica visión de la relación entre la amanita muscaria, Jordi Pujol y un saco de millones de pesetas de la quiebra de Banca Catalana. Tras disfrutar con el castellonense caí en brazos del vigués Darío Vilas y su inquietante novela titulada 'El tiempo como enemigo', cuya principal lección sorprende con los calzones a medio deslizar: si el pasado no viene a buscarte, el hombre sale a su encuentro.

Luego, decidí volver a retozar con el primer amor nunca olvidado y sin idealizar. El viaje por las noches de canícula de 'Memoria de mis putas tristes' me hizo reflexionar sobre la búsqueda del amor o su renuncia a él, a cualquier edad, con independencia del término o el modo. García Márquez cita a Cicerón -fantaseando con Plauto y no con Pujol- para apuntalar un texto maravilloso: «no hay un anciano que olvide dónde escondió su tesoro».

Se me estropeó, sin embargo, la historia de amor del viejo periodista -al que el censor cercenaba sus notas sin necesidad de bitácora- con la niña dormida que mostraba la sinuosidad de su espalda, hablando de jurdeles y vejetes. La mente es un peligroso mecanismo asociativo de ideas, pues ¿qué es la idea sino poesía? Dejémonos mejor de tautologías.

Juan Bonilla me ha prohibido entrar sin pantalones aunque no sé exactamente dónde. Desconozco si la brillante figura del gigante Maiakovski, poeta rebelde del comunismo, es más un argumento que una excusa para descubrirnos la excelencia propia del escritor jerezano que, al final, ha de retornar a sí mismo, al genio exacerbado que dice «me llamo Vladimir Maiakovski, como todo el mundo» mientras nos escupe en labios del ruso que «la realidad era mentira, es una mera creación de científicos y políticos y autoridades competentes».

La lectura me hace pensar en la segregación catalana. En su oscura procedencia y en su incierto futuro. Y no comprendo su porqué.

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