El sisón común, el aguilucho cenizo o la codorniz común son especies que viven en cultivos ceralistas
El sisón común, el aguilucho cenizo o la codorniz común son especies que viven en cultivos ceralistas - ABC

Adelantar la cosecha mata a numerosos pollos de aves de especies amenazadas

La recogida de los cultivos destruye muchos nidos. A lo que se suma, en ocasiones, la muerte de los adultos, que permanecen junto a sus pequeñas crías, protegiéndolas, alerta SEO/BirdLife

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Los cultivos cerealistas son el área de cría de numerosas especies que, ante la falta de otros hábitats naturales, encuentran en ellos los lugares más adecuados para reproducirse y refugiarse. Algunas de estas especies «no pasan por su mejor momento» y están sufriendo un grave declive poblacional, como es el caso del sisón común, el aguilucho cenizo o la codorniz común, subraya SEO/BirdLife.

Cada año, la época de la cosecha supone un momento delicado para estas aves: «casi siempre se destruyen nidos» -en el caso de las nidadas más tardías-. Por eso, explica la organización conservacionista en una nota, cuando la recogida se adelanta respecto de las fechas habituales la situación se agrava: «no solo mueren numerosos pollos; también ocurre que, en algunas regiones, las crías son tan pequeñas que los adultos permanecen a su lado, protegiéndolos, y mueren también».

Medidas agroambientales

Hasta ahora se han puesto en marcha medidas agroambientales que promueven, entre otras cosas, el retraso en la recogida de la cosecha; permitiendo una mayor supervivencia de los pollos, sobre todo en las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Sin embargo, las fechas establecidas aún se solapan, en gran medida, con el periodo de reproducción en determinadas demarcaciones, matizan desde la ONG. Además, tal y como constatan desde SEO, los niveles de acogida por parte de los agricultores siguen siendo, salvo en algunas áreas de Castilla y León, bastante bajos.

«El modelo agrícola intensivo que se impone en los últimos tiempos está simplificando de manera devastadora los ecosistemas agrarios, tendiendo a reducir el número de elementos que forman estos hábitats, así como su estructura y funciones, lo que se traduce en una pérdida general de biodiversidad». En los sistemas cerealistas, en concreto, la intensificación ha derivado en la eliminación de los linderos, la reducción de la práctica del barbecho, la expansión del monocultivo de cereal y de variedades de ciclo corto y un mayor uso de plaguicidas, así como una mayor mecanización. Todos estos «drásticos» y «extemporáneos» cambios reducen la calidad del hábitat y las especies no son capaces de adaptarse a tiempo.

La situación, en opinión de SEO, evidencia el fracaso de la Política Agraria Común (PAC), «también en esta última reforma, en la que el llamado “greening” pretendía generalizar prácticas agrarias para compatibilizar la producción con la conservación de la biodiversidad ligada a estos medios».

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