Efecto cremallera, mirón o acordeón: la explicación a los atascos «fantasma»

Hay algunas retenciones que se originan y desaparecen sin una causa justificada

ABC MOTOR

Un atasco se produce, básicamente, cuando el número de vehículos que llegan a un determinado punto se acerca o supera la capacidad de la vía . Cada carril de una autovía tiene una capacidad para que circulen un máximo de 2.000 vehículos/hora (con dos carriles en el mismo sentido, serían 4.000 vehículos/hora). Cuando el número de vehículos se acerca a ese máximo, comienzan los primeros frenazos: de hecho, a partir de 1.700 vehículos/hora, cualquier maniobra o desplazamiento lateral, provoca una caída brusca en la velocidad de marcha . Los coches circulan a menor velocidad, muy cerca unos de otros, lo que favorece que cualquier toque al freno multiplique su efecto a lo largo de la retención . De hecho, cuando el número de vehículos que acceden a la vía es igual o superior a su capacidad máxima, esta capacidad se «reduce» cerca de un 20-25%.

En muchas ocasiones los atascos aparecen y desaparecen «como por arte de magia», sin una causa clara que justifique tanto su inicio como su fin. Son los llamados «atascos fantasma». Se trata de congestiones de tráfico que sobrevienen sin una densidad de tráfico excesiva en la vía. Es decir, cuando, al menos en apariencia, todo haría indicar que la infraestructura podría absorber adecuadamente el número de vehículos que circulan por ella. Observaciones de expertos y distintas simulaciones apuntan a que un solo coche yendo demasiado cerca de otro y que de repente disminuya velocidad pisando un poco el freno motiva una retención en cadena. Este simple gesto hace que se pierda la uniformidad de la marcha, de modo que no se precisan accidentes o saturaciones.

De ahí que siempre resulte clave respetar la distancia de seguridad , ya que es el modo más eficaz para evitar atascos tontos o fantasma. La explicación consiste en que , si no respetamos la mencionada distancia de seguridad, un ligero «toque de freno» sin hueco suficiente, genera que, sin llegar a chocar con el coche que nos precede o antecede, genere un efecto «acordeón» o de onda encadenado con el tráfico que nos sigue. Los vehículos que circulan detrás del que inicialmente pisó el freno reaccionarán igual,atenuando la velocidad y llegando incluso a detenerse. El atasco por detrás se propaga de forma más rápida que la capacidad de reacción (para ganar velocidad) de los coches que van delante. Al final, quien lo provoca suele seguir circulando sin problemas, incluso sin darse cuenta del embrollo que ha dejado tras de si.

Cómo evitar un atasco huyendo de los coches

Podemos encontrar dos tipos de situaciones en un atasco: el llamado «efecto cremallera», consistente en la alternancia de la prioridad de paso en carriles con estrechamientos; o el «efecto mirón», un atasco provocado por la distracción de los conductores que disminuyen la velocidad y dificultan la fluidez del tráfico. La primera situación es muy positiva a la hora de evitar retenciones ya que, alternando el paso se facilita la circulación en ambas vías, propiciando un tráfico más fluido y evitando la formación de un atasco, a la hora de formar un solo carril.

Y la segunda, sin embargo, es realmente perjudicial. Y es que las distracciones provocan un «efecto acordeón», es decir, la reducción de velocidad del resto de vehículos. Además, debemos recordar en todo momento que cualquier distracción podría provocar un accidente, de modo que lo recomendable es mantener la atención en la carretera de forma permanente.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación