Opel Vivaro-e, una furgoneta eléctrica muy capaz

Las baterías, ubicadas bajo el piso, apenas restan espacio y capacidad de carga, que asciende hasta los 1.275 kilogramos y puede crecer en 1.000 adicionales con un remolque

U. Mezcua

En los últimos meses, la oferta de vehículos comerciales electrificados se ha multiplicado, con la vista puesta especialmente en el reparto urbano última milla . Una de las novedades es la Opel Vivaro-e, que rápidamente ha logrado ocupar el primer puesto en ventas en Alemania y Reino Unido.

La 'prima' de la Citroën Jumpy, Peugeot Expert y Fiat Scudo -todas ellas comparten plataforma, mecánicas y gran parte de la carrocería- la Opel Vivaro-e está disponible con tres longitudes: Corto (4,60 metros o dos euro-palets), Medio (4,95 o tres euro-palets) y Largo (5,30). Se ofrece con dos tamaños de batería, 50 o 75 kWh, que se traducen en la capacidad de poder circular hasta 220 o 330 kilómetros con una sola carga.

En nuestro caso, hemos probado durante una semana una unidad con motor de 136 CV (único disponible) y el mayor tamaño de batería. Ofrece un alto grado de eficiencia, con un consumo bastante bajo, en el entorno de los 22 kWh, durante nuestra prueba de alrededor de 300 kilómetros, gran parte de ellos por rutas interurbanas. A ello contribuye el sistema de carga regenerativa incorporado, que permite aprovechar la energía de las deceleraciones y frenadas al contar con un modo de retención -activable de forma manual mediante un botón 'B' en la instrumentación-.

Las baterías, ubicadas bajo el piso, apenas restan espacio y capacidad de carga, que asciende hasta los 1.275 kilogramos y puede crecer en 1.000 adicionales con un remolque. Además, también está disponible, como en la versión térmica, el sistema opcional FlexCargo, una puerta lateral -que puede ser eléctrica- ubicada en el lado del copiloto y que facilita las tareas de carga y descarga.

Pese a que su autonomía es aún inferior a la de su equivalente con motor diésel (que ofrece más de 500 km), su gran atractivo reside en un coste por desplazamiento notablemente inferior si se dispone de punto de recarga en destino, más aún tras la reciente escalada del carburante. Además, es poco ruidosa y más cómoda de conducir que un vehículo comercial diésel, gracias a la ausencia de vibraciones y de ruido generados por el motor.

Para la recarga, cuenta con una toma en la aleta delantera izquierda, lo que obliga a aparcar siempre de frente y puede resultar, en determinadas plazas de acceso angosto, un inconveniente. Hay disponibles dos diferentes cargadores, de 7,4 o de 11 kW.

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