Cómo proteger la carrocería de tu coche del calor

A la hora de estacionar el vehículo en la calle, lo más recomendable es hacerlo a la sombra. De esta forma evitaremos el deterioro excesivo de la pintura y de los elementos de plástico

S. M.

Cuando las temperaturas rondan los 40 grados , lo más adecuado es aparcar en un lugar cubierto como un garaje para proteger al vehículo de la climatología, pero de no ser posible es recomendable buscar una sombra para evitar la exposición a un calor extremo ya que al volver a usarlo puede avisar de posibles fallos eléctricos o electrónicos .

Pero no solo hay que proteger la carrocería de los fenómenos atmosféricos, también es importante aislar el interior protegiendo salpicadero, volante y asientos. Existen numerosas fundas resistentes e impermeables para exteriores con las que puedes cubrir el vehículo, sobre todo si está aparcado a la intemperie, y protegerlo del clima y de la contaminación. Ante esto, utilizar parasol en estos duros días del calor veraniego no solo es recomendable sino que además es necesario. Utilizarlo reduce, además de un 40% los daños que provoca el sol en el interior del vehículo, los problemas que a la larga el benceno causa en la salud según informan los especialistas de Alvatowash .

Concretamente, el calor y la exposición al sol son los elementos que más pueden deteriorar nuestro vehículo. Evidentemente, por las noches el coche no va a estar expuesto al sol si lo guardamos en un garaje o si duerme en la calle, pero de nuevo, determinadas piezas sí se pueden deteriorar debido a las diferencias de temperatura entre el día y la noche .

De nuevo son los neumáticos los elementos a los que tenemos que prestar más atención, y revisar los niveles de líquidos, que debido a las altas temperaturas pueden llegar a evaporarse.

A la hora de estacionar el vehículo en la calle, lo más recomendable es hacerlo a la sombra. De esta forma evitaremos el deterioro excesivo de la pintura y de los elementos de plástico. Por eso también es recomendable el uso de parasoles que permiten aminorar el efecto de los rayos de sol, e incluso fundas con las que cubrir completamente nuestro vehículo.

Pese a que la sombra de los árboles puede mantener el coche fresco y evitar que se decolore la pintura , en muchas ocasiones aparcar en zonas arboladas no es lo más recomendable, ya que el polen, la resina, o los desechos de los pájaros pueden acabar sobre nuestra carrocería. En la medida d e lo posible, aunque aparquemos en la calle, deberemos intentar hacerlo bajo algún tipo de tejadillo.

Muchas de estas precauciones y muchos de estos daños se pueden evitar si guardamos el coche en el garaje. Pero también tendremos que hacer números, para saber si lo que invertimos anualmente en el coste del garaje puede servir para darle al coche «una mano de pintura» con la que dejarlo como nuevo. Además, siempre cabe la posibilidad de que nuestra plaza de aparcamiento esté justo al lado de la del «vecino torpe» que no hace más que regalarnos «golpecitos». Con lo que una de las ventajas del estacionamiento resguardado habría desaparecido «por arte de magia».

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