Madrid visto por los pinceles de Antonio López
El óleo del artista en el que retrata a la Familia Real - ernesto agudo

Madrid visto por los pinceles de Antonio López

Desde el año 1960 el pintor manchego ha reflejado la imagen de la capital y su periferia. Sus obras narran con gran belleza la transformación de la ciudad

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Desde el año 1960 el pintor manchego ha reflejado la imagen de la capital y su periferia. Sus obras narran con gran belleza la transformación de la ciudad

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  1. El retrato Real más esperado

    El óleo del artista en el que retrata a la Familia Real
    El óleo del artista en el que retrata a la Familia Real - ernesto agudo

    «He pintado dos ciudades: Tomelloso y Madrid. Ése es el mundo sobre el que he trabajado: los personajes, las calles, las casas. Lo que he pintado ha ido al hilo de mi vida». Desde el año 1960 Antonio López García es el pintor que mejor ha reflejado la imagen de la capital y su periferia. Sus obras son de una belleza artística incomparable y sirven como documento histórico de la transformación de la ciudad.

    Veinte años después de que Antonio López recibiera el encargo de retratar a la entonces Familia Real, por parte de Patrimonio Nacional en aquel tiempo, el esperado cuadro ya cuelga en el Palacio Real de Madrid. Mide 3 por 3,39 metros, está firmado y fechado (1994-2014). El cuadro de Antonio López cierra la exposición «El Retrato en las Colecciones Reales. De Juan de Flandes a Antonio López», que el público podrá visitar en el Palacio Real de Madrid desde hoy hasta el 19 de abril de 2015. [Mira la fotogalería sobre la exposición que se presentó este miércoles en Madrid]

  2. La «Noche» y el «Día» de Atocha

    Las dos esculturas se ubican en la salida de la estación del AVE de Atocha
    Las dos esculturas se ubican en la salida de la estación del AVE de Atocha - abc

    Día» y «Noche», son obras que «nacieron desde una relación muy amorosa con una niña», su nieta. Para el artista, «la obra de arte siempre tiene que nacer de una relación fuerte con el mundo y con la vida».

    Las piezas, expuestas en la estación de AVE de Atocha nacieron al tamaño natural y después se agrandaron: «Al agrandarse han cogido una proporción que se acercan a lo sobrenatural, a lo mágico, lo que que les añade un misterio especial que tiene que ver con el hombre que ha aumentado el tamaño de las esculturas desde la más remota antigüedad intentando acercarse al laberinto de lo inexplicable», afirmó el día de su inauguración.

  3. «Madrid desde la torre de bomberos de Vallecas»

    «Madrid desde la torre de bomberos de Vallecas», 1990-2006. Óleo sobre lienzo
    «Madrid desde la torre de bomberos de Vallecas», 1990-2006. Óleo sobre lienzo - antonio lópez

    En el lienzo, que el autor realizó por partes en la azotea de la torre de los Bomberos de Vallecas, se puede observar la vida entera de esta capital, con sus edificios emblemáticos y los nuevos desarrollos urbanísticos. López lo estuvo pintando desde 1997, y en él refleja la ciudad tal y como es hoy. Con una pequeña salvedad: la del edificio Windsor, que en el cuadro permanece en pie, con las grúas que se encargaron de su desmontaje.

  4. «Madrid desde Torres Blancas»

    «Madrid desde Torres Blancas», 1974-1982. Óleo sobre tabla
    «Madrid desde Torres Blancas», 1974-1982. Óleo sobre tabla - antonio lópez

    El cuadro «Madrid desde Torres Blancas», una impresionante vista urbana de la capital española, se subastó en Christie's por 1,38 millones de libras (1,74 millones de euros), lo que le convirtió en el pintor español vivo más cotizado.

    Hacia la mitad del lienzo se pueden apreciar las fechas «21 de abril, 21 de mayo, 21 de junio, 21 de julio y 21 de agosto», se presupone que son los días en que López pintó la misma escena. Otro de los secretos del cuadro que se descubre si se mira con detenimiento es que la luz del atardecer a las 21.40 horas en Madrid que marca el reloj del edificio de la izquierda sólo se puede ver en el mes de junio, mientras que la ausencia de tráfico en la avenida de América a esa hora indica que cuando lo pintó era el mes de agosto.

  5. «Madrid desde Capitán Haya»

    «Madrid desde Capitán Haya», 1987-1996. Óleo sobre lienzo adherido a tabla. Museo Reina Sofía
    «Madrid desde Capitán Haya», 1987-1996. Óleo sobre lienzo adherido a tabla. Museo Reina Sofía - antonio lópez

    Si en «Madrid desde Torres Blancas» el protagonismo pertenece a la ciudad, en «Madrid desde Capitán Haya» el argumento es la luz del sol sobre la ciudad, una luz que endurece contornos, desdibuja perfiles, crea sombras.

    «El sol es el gran protagonista, con esa luz planetaria que tienen pintores como Hooper. Hace a la ciudad más solitaria, le da un carácter sideral. El descubrimiento es determinante… Lo curioso es que empecé representando la ciudad sin sol, me daba miedo iluminarla con su luz, porque añadía una crudeza que me asustaba. Desde Madrid Sur, la ciudad aparece bajo esa luz. La luz del amanecer me resulta romántica, frente a ésta, que añade ese punto de modernidad con el que la retrataron los pintores metafísicos y surrealistas, la mejor pintura figurativa, aunque venga de movimientos no figurativos», señala Antonio López.

  6. «Atocha» como enlace con La Mancha

    «Atocha», 1964. Óleo sobre tabla. Museum of Fine Arts
    «Atocha», 1964. Óleo sobre tabla. Museum of Fine Arts - antonio lópez

    La ciudad hizo su aparición en la obra de Antonio López con un modesto papel de figurante, como fondo para pequeños dramas alusivos como «Nochebuena» (1955) o «Niña muerta» (1957), la enigmática «Mari en Embajadores» (1962) y «Atocha» (1964). Madrid se convierte en única protagonista cuando traza panorámicas, que surgieron en su obra hacia 1960. El valor de estas pinturas es enorme, ya que tienen un gran valor histórico porque sirven como testigos de la transformación de una ciudad.

    «Entré en Madrid por la estación de Atocha. Quizá por ello, siento en aquella zona un enlace con La Mancha, algo que todavía me lleva a trabajar en ese espacio urbano tan denso. Porque Madrid es una ciudad muy desairada, no es monumental y es bastante moderna, Sin embargo, es como un ser humano que no tiene belleza; cuando lo amas te interesa. Y tiene una luz especial: por eso surge el reto de hacer una obra partiendo de elementos tan poco espectaculares», afirma el artista.

  7. El peso de la vida en «Gran Vía»

    «Gran Vía», 1974-1981. Óleo sobre tabla. Colección privada
    «Gran Vía», 1974-1981. Óleo sobre tabla. Colección privada - Antonio lópez

    El pintor manchego permite y casi obliga a los espectadores a proyectarnos a la Gran Vía gracias al fuerte efecto de realidad que imprime en las distintas versiones de la obra sobre esta arteria centenaria de la capital. De las pinturas que Antonio López realiza de Madrid, la que representa el arranque de la Gran Vía, desde su cruce con la calle de Alcalá, es sin duda una de las más conocidas y peculiares.

    Sobre el origen de esta obra, Antonio López asegura que: «Lo de la Gran Vía empezó en el año 74. La naturaleza, el mundo del universo que había allí tenía tanta potencia, tanto contenido, era tan sumamente poderoso, que en ningún momento tuve el presentimiento de que corría ningún riesgo. Lo único que pasa, es que tuvo que pasar todo este tiempo, desde el año 60, para que yo viera la materia de las cosas: cómo esas paredes se fugaban en la distancia, cómo morían, como se remataban, como aparecía toda la cantidad de huellas de asfalto que se presentían… Allí sentías todo el peso de la vida y lo percibías a través de las formas reales. Entonces, desde ese momento en que sentí aquello, yo ya sentí que había encontrado mi espacio».

  8. «El Campo del Moro»

    «El Campo del Moro» (1990-1994). Óleo sobre tela sobre tabla, 190 x 245 centímetros
    «El Campo del Moro» (1990-1994). Óleo sobre tela sobre tabla, 190 x 245 centímetros - antonio lópez

    «El Campo del Moro» es la primera vista panorámica de Madrid, y como en otras de esa época introduce una aparición surrealista para justificar el cuadro. Lo pintó desde la parte alta de la Plaza de la Armería.

  9. «Afueras de Madrid desde el cerro Almodóvar», donde termina la ciudad

    «Afueras de Madrid desde el cerro Almodóvar» (1990-2004)
    «Afueras de Madrid desde el cerro Almodóvar» (1990-2004) - antonio lópez

    Tras pintar la atmósfera de Madrid en la Gran Vía, Antonio López decide pintar las afueras para transmitir lo que también sucede en el extrarradio. «Quería pintar como termina la ciudad de Madrid en el paisaje castellano, bajo la luz del sol de una manera abrupta», dice el artista en referencia al cuadro «Afueras de Madrid desde el cerro Almodóvar».

    «Las primeras o las últimas casas, da igual: cómo empiezan y cómo se van espesando. O cómo ve la última casa y, a partir de ahí, la tierra quemada por el sol, el verano. No podía estar ante algo que exprese tanto lo que es la tierra, el mundo del hombre, y enlace con el mundo planetario. Lo percibía muy directo, muy físico, por eso sentí una atracción inmediata y decidí pintarlo, a pesar del esfuerzo que suponía», explica sobre la obra.

  10. «Vallecas desde el Cerro del Tío Pío»

    «Vallecas desde el Cerro del Tío Pío» (1980)
    «Vallecas desde el Cerro del Tío Pío» (1980) - antonio lópez

    «Vallecas desde el Cerro del Tío Pío» ofrece una representación muy próxima del espacio urbano de Vallecas y de su situación geográfica. El carácter inacabado de los edificios y las zonas difusas del fondo y del espacio que les precede, contrastan de forma impactante. Esta es una magnífica representación del incesante avance de la ciudad en expansión.