El artesano guitarrero Miguel Ángel Rodríguez, propietario del prestigioso taller Pedro de Miguel, en la calle Amor de Dios, 13
El artesano guitarrero Miguel Ángel Rodríguez, propietario del prestigioso taller Pedro de Miguel, en la calle Amor de Dios, 13 - maya balanya

Una guitarra de Estopa para John Kerry

Las manos de los lutieres madrileños Pedro de Miguel tallaron el instrumento que Margallo regaló a su colega norteamericano

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Las cuerdas de la guitarra con las que el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, se atrevió a tocar unos acordes ante la mirada complaciente de su homólogo español, José Manuel García Margallo, son las mismas que con tanto mimo y precisión encordó hace meses Miguel Ángel Rodríguez en su pequeño taller de la calle Amor de Dios, en el centro de Madrid. Una pléyade de artistas flamencos y de música pop nacional e internacional como Pepe Habichuela, Tomatito, Enrique de Melchor, Macaco, Vetusta Morla, Estopa, Supertramp o Jesse Cook han abrazado las curvas del instrumento elaborado con pino alemán y palisandro de la India que esta reconocida firma de artesanos madrileños ensambló para cada uno de ellos y que el ministro de Exteriores también quiso regalar a su colega.

«Cuando vimos la portada de ABC y reconocimos el remate de la cabeza y nuestra etiqueta en el interior nos emocionamos», reconoce Miguel Ángel Rodríguez, propietario del taller junto con la viuda de Pedro Pérez. «Es un orgullo y una gran satisfacción representar al sector de artesanos de la guitarra. Es marca España. En este negocio nuestro país el número del mundo sin discusión», expresa el lutier.

Entre las piezas que conservan en la casa Pedro de Miguel, destaca una guitarra construida en Francia en 1827 en madera de coral rojiza y valorada en unos 50.000 euros. Este taller, heredero de la conocida como escuela de Madrid, fabrica instrumentos cuyos precios oscilan entre los 225 y los 12.000 euros. «Se podría decir que la que encargó el ministro es una buena guitarra de estudio, con gran sonoridad, pero de las económicas», comenta el dueño, que prefiere no desvelar el coste, aunque se sabe que rondará los 1.000 euros, como las de su gama.

El artesano fue quien aconsejó a los representantes del Ministerio la guitarra escogida para el regalo. Solo le dieron un esbozo de la personalidad de Kerry: «Nos comentaron que no era para un profesional, pero que sí que era un gran aficionado y que se trataba de una persona muy especial». Una vez descubierto el misterio, se sienten «orgullosos del buen hacer de este pequeño taller madrileño». «Seguro que Kerry, que es un apasionado de la guitarra clásica, no la guarda en un cajón y le saca partido», augura Rodríguez.

«La guitarrería es un mundo impredecible. Pasamos años sin construir un instrumento»

Esta firma artesana conserva el legado de uno de los grandes especialistas en la construcción de guitarras españolas, José Ramírez, qué trabajó para maestros como Andrés Segovia, Narciso Yepes, Sabicas o Manolo Sanlúcar o George Harrison. Pese al prestigio, el esfuerzo de tantos años y la pulcritud de sus manufacturas, no siempre han corrido buenos tiempos para esta casa. «La guitarrería es un mundo impredecible. Pasamos años sin construir un solo instrumento. Vivíamos de las reparaciones. Hemos subsistido la crisis, como todo el mundo, haciendo el doble de esfuerzo», cuenta el artesano.

Con casi un cuarto de siglo de trabajo y pasión a sus espaldas, para ellos cerrar no es una opción. «Es un oficio difícil, pero es lo único que se nos da bien». Y tras la imagen del domingo, ahora más que nunca, el futuro se les antoja «halagüeño y esperanzador».

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