Imágenes de las cámaras de los delincuentes en las entidades bancarias
Imágenes de las cámaras de los delincuentes en las entidades bancarias - ABC
Sucesos

Los «hermanos Dalton» que asaltaban bancos

Los López-López han sido detenidos en Madrid en pleno butrón. Llevaban años delinquiendo en Andalucía y esperaban la apertura de la caja fuerte. Su botín ronda el medio millón

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David aparcó el coche ajeno a que dos «sombras» seguían cada uno de sus movimientos. Cogió los apuntes y enfiló el camino hacia la biblioteca. Iba a preparar una de las asignaturas de la carrera de Derecho que cursa a través de la UNED. Tras él, dos de los agentes del Grupo de Atracos de la Comisaría Provincial de Málaga que desde hacía meses seguían cada uno de sus pasos. Se sentó y comenzó a estudiar como un alumno más. Nadie en el campus universitario de Teatinos suponía que ese joven de corta estatura y rostro renegrido era, desde hacía meses, uno de los principales objetivos de la Policía Nacional. El líder de los López López. Una presunta banda de atracadores de bancos que, al igual que «Los Dalton», estaba formada por cuatro hermanos criados en la barriada de Portada Alta, con el arrojo suficiente para aguantar dentro de la sucursal minutos y minutos hasta obtener un botín que consideraran a la altura y que fue desarticulada a mediados de agosto en Madrid cuando realizaban un butrón.

Esta es historia de su caída.

«De la vieja usanza»

En las palabras de Javier Pérez, responsable del Grupo de Atracos de Málaga, «eran extremadamente profesionales». «No dejaban nada al azar», agrega este inspector, que recuerda cómo, en las «miles» de horas de vigilancias y seguimientos -«a la vieja usanza»- que realizaron durante más de un año, fotografiaron y grabaron a los hermanos López López estudiando los horarios de los empleados de las sucursales, anotando las matrículas de sus coches, detectando mecanismos de seguridad, trazando rutas de fuga y analizando cualquier riesgo potencial.

«En una ocasión, mientras estaban vigilando una sucursal en la urbanización Riviera del Sol de Mijas y vimos que llegaban dos patrullas de la Guardia Civil a gran velocidad. Nos asustamos porque pensamos que habían dado un «palo» en nuestras narices. Después nos enteramos que alguien había llamado a la sala del 062 asegurando que había visto a alguien sospechoso merodeando el banco, por lo que pensamos que fueron ellos para medir los tiempos de reacción si saltaban las alarmas», explica el jefe de la investigación.

Al frente de la organización se situaba David López López, con un pequeño antecedente en el pasado y conocido como «El oreja». Sus hermanos Antonio Jesús, Juan Carlos y Rafael, formaban el resto del grueso de la estructura en la que, según las circunstancias, se integraban un cuñado –que sería clave para la resolución del caso- y un trabajador de su barrio que presuntamente ayudaba a realizar los butrones y, en ocasiones, a vigilar los objetivos.

Su «carrera» comenzó en 2013

El «inmaculado» historial delictivo era una coartada para los López López, que desde 2013 han estado actuando sin ser detectados gracias a la gran preparación de sus atracos.

«Sabíamos que había un grupo que nos estaba “sacudiendo” después de que se produjesen varios atracos con el mismo “modus operandi”», relata Javier Pérez, que describe la forma de proceder de la banda: «Uno de ellos esperaba la llegada del primer trabajador de la sucursal, lo intimidaba con un arma y entraban dentro. Le obligaba a desactivar las alarmas y esperaba el retardo de las cajas para hacerse con un botín mayor».

Mientras la mayoría de los atracadores irrumpen y se llevan el dinero en efectivo que hay a mano, los López López esperaban interminables minutos hasta lograr el «premio gordo». «En una ocasión, en la que la trabajadora del banco se equivocó al marcar el número de seguridad, uno de ellos le dijo: “Tranquila, tenemos tiempo”», cuenta el inspector, que incide que no eran ladrones violentos, «más allá de alguna amenaza o grito».

Un traje y pinganillos

Los agentes consideran que David era el miembro de la banda que siempre entraba en la sucursal armado. A veces acompañado, a veces solo. En el exterior, solía esperar alguno de sus hermanos, que vigilaba ante una posible llegada de la Policía y con el que se comunicaba con un sistema de radiofrecuencia o móviles prepago adquiridos en el mercado negro y con manos libres. Varios testigos aseguraron que el ladrón de vez en cuando decía «vale», por eso se piensa que estaba recibiendo información externa.

Solían vestirse con un mono de la empresa de limpiezas de Málaga y ocultaban el rostro con un casco, aunque en otro asalto el cabecilla se tapaba con una braga y empleó un traje que sería muy importante a la hora de resolver el caso.

El botín más bajo que lograron en los al menos cuatro atracos consumados que se les imputan hasta ahora es de 89.000 euros. El más importante lo perpetraron en Sevilla en agosto del año pasado. Vestidos de jardineros, entraron en una entidad y se hicieron con 165.000 euros. Las pesquisas posteriores revelarían que la banda había estado alojada en la capital hispalense bastantes días antes para preparar el asalto.

Se estima que el dinero logrado por el grupo superaría el medio millón de euros. Dinero que permitía a sus componentes vivir muy bien. Sin hacer ostentaciones, más allá de la adquisición de un pequeño barco, destacaban los viajes a Nueva York o Londres de David, de los que dejó rastro en las redes sociales.

Unos libros de inglés

Las sospechas de la existencia de una banda de atracadores que estaba golpeando fuerte en la provincia de Málaga se convirtió en certeza gracias a uno de los pocos fallos que cometieron sus integrantes. Fue el verano del año pasado. Durante un intento de butrón a una sucursal de Bankinter ubicada en la Avenida de Andalucía. Los ladrones estaban haciendo un butrón desde una correduría de seguros situada junto a la entidad cuando se vieron sorprendidos por sus trabajadores.

Una patrulla de la Brigada de Seguridad Ciudadana consiguió atrapar a un joven que se enrocaba repitiendo una y otra vez que había ido a ver a su novio y que portaba una mochila. En su interior se hallaron unos libros y apuntes de inglés a nombre de David López López, cuyo antecedente por un atraco puso a los investigadores sobre su pista. Javier Pérez y su equipo tenían una línea de trabajo sólida y la investigación comenzaba a encauzarse.

El joven detenido quedó en libertad tras ser puesto a disposición judicial, pero su irascible carácter no pasó desapercibido para los agentes, que después supieron que era la pareja de una hermana de los López López. La «operación alemanes» -llamada así por los atracos a las sucursales Deutsche Bank- pasó a llamarse en ese momento «Vacilón».

El «cuñadísimo» era un elemento distorsionador en un entramado en el que los roles estaban claramente establecidos y donde la discreción era una necesidad para la supervivencia. «Pensamos que lo integraron sólo porque era la pareja de su hermana. No hay otra explicación», precisa la citada fuente.

Los fisonomistas de la Policía Científica consideraron que, con un alto porcentaje de probabilidad, David era la persona que había sido captada por las cámaras de seguridad de los bancos asaltados, a lo que se unía el reconocimiento de varias víctimas y testigos, así como esa singular chaqueta de traje que el cabecilla de la organización empleó en dos «palos» y que ha sido recuperada por los agentes en los registros realizados.

No obstante, los agentes no encontraron el apoyo de los jueces y se les denegaron escuchas telefónicas y otros mecanismos de investigación; así que operaron a la vieja usanza: seguimientos las 24 horas del día.

Rumbo a Madrid

El «marcaje» de los distintos elementos de la banda reveló su meticulosidad. «Entre las 6:00 y las 8:00 se dedicaban a realizar las vigilancias de los futuros objetivos y realizaban anotaciones de cualquier información relevante. Después le transmitían todos los datos a su líder», apunta el responsable de la investigación, que cuenta que los ladrones estuvieron más de dos semanas preparando un atraco en una entidad del núcleo marbellí de San Pedro y del que al parecer desistieron porque al lado había un bar cuya empleada montaba la terraza muy temprano.

Los seguimientos de los investigadores el Grupo de Atracos revelaron la gran movilidad de la organización, que no se quería circunscribir al territorio andaluz. Un viaje de ida y vuelta a Barcelona en menos de 24 horas, uno a Alicante –donde supuestamente se reunieron con dos atracadores locales- y dos a Madrid.

La posibilidad de que la capital de España fuese su próxima zona de acción llevó a coordinar a agentes de distintas provincias, que comprobaron como los miembros de la organización centraron sus vigilancias en Príncipe Carlos, donde hay varias entidades.

Los atracadores alquilaron un piso para evitar el flujo de información entre los hoteles y las fuerzas de seguridad y el 14 de agosto regresaron a Málaga.

Una vez en esta ciudad, adquirieron cuatro monos de trabajo en una empresa de uniformidad y trataron de adquirir caretas en una conocida tienda de juguetes. Finalmente se decantaron por una de «V de vendetta» y otra de una cara ensangrentada.

Tres de los hermanos López López y su cuñado volvieron a Madrid. Ya tenían su objetivo y estaban dispuestos a actuar de nuevo. Lo que no sabían es que estaban siendo seguidos desde hacía días y que esquivaron un operativo para su detención porque se echaron atrás. Su suerte se acabaría horas después.

La banda accedió a un local contiguo a una sucursal de Bankinter haciéndose pasar por obreros. Desde allí abrieron un butrón para esperar la llegada de los empleados, momento en el que fueron sorprendidos por los efectivos del GEO. No pusieron resistencia. Para qué complicar más la situación. Sabían qué hacer. En el registro del piso que habían alquilado se encontraron textos que los componentes de la banda debían decir si los paraban la Policía.

La «operación Vacilón» se cerraba con la detención del cuarto hermano López López y de un conocido del barrio. Quedaron en libertad con cargos. Peor suerte han corrido hasta ahora sus cuatro compañeros, que ingresaron en prisión.

«Ha sido la investigación más larga que hemos realizado hasta ahora y estamos felices de haberla culminado, porque estaba banda estaban empezando a ser idolatrada por otros grupos», concluye el jefe de la investigación.

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