«Alfon» en Entrevías, donde fue detenido, rodeado de varios simpatizantes que protestaron por su detención
«Alfon» en Entrevías, donde fue detenido, rodeado de varios simpatizantes que protestaron por su detención - Isabel Permuy

El radical «Alfon», catalogado como preso de alta peligrosidad

El joven está sometido al régimen FIES en Soto del Real por pertenencia a grupos y colectivos violentos

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Alfonso Fernández Ortega, «Alfon», el joven vallecano de 23 años condenado a cuatro años de cárcel por tenencia de material explosivo, se encuentra preso en Soto del Real dentro del llamado FIES-5. Se trata del Fichero de Internos de Especial Seguimiento, de los más peligrosos, dentro de la categoría de «características especiales», establecido por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias.

Bajo esta calificación se incluye a «diversos grupos de internos que, dadas sus características criminológicas o penitenciarias, precisan de un especial seguimiento, por razones de seguridad». En este epígrafe quinto se encuentran presos con un historial de alta conflictividad, evasiones o violencia grave; autores de delitos contra las personas, la libertad sexual o relativos a la corrupción, que hayan generado gran alarma social; pertenecientes o vinculados a colectivos o grupos violentos («Alfon» es miembro de la rama agresiva de los «Bukaneros» del Rayo Vallecano y se autodenomina «antifascista»); internos que, sin estar procesados o condenados por terrorismo islamista, destaquen por su fanatismo radical, por su afinidad al ideario terrorista y por liderar o integrar grupos de presión o captación en el centro penitenciario; condenados por un Tribunal Penal Internacional; y colaboradores de la justicia contra bandas terrorista u otras organizaciones criminales.

En las otras modalidades de FIES se encuentran desde quienes hayan puesto en peligro a otros internos o funcionarios a miembros de grupos de delincuencia organizada, pasando por terroristas, exguardias civiles o expolicías condenados.

Asamblea del 15-M entre rejas

Ya durante los 56 días que «Alfon» pasó en prisión preventiva tras ser detenido el 14 de noviembre de 2012 con una mochila en la que había explosivos y tornillería para hacer de metralla, permaneció bajo el sistema FIES. Entonces, se le abrió un procedimiento después de que intentara montar una asamblea tipo 15-M entre los reclusos. No fue un preso fácil.

Ahora, entre las medidas especiales que se aplican a los reos vinculados a grupos terroristas y otras organizaciones, además del crimen especializado, estos convictos están sometidos a más vigilancia y estrategias preventivas, siempre dependiendo de la valoración de la Junta de Tratamiento. Por ejemplo, son destinados a módulos donde se controle más su relación con otros presos de similares grupos o inadaptados; están sometidos a un permanente control, que se refleja en un informe mensual; pueden ver mermadas sus tareas en el exterior; se vigilan más sus consultas a enfermería, e incluso podrán ser cambiados de celda periódicamente, al menos cada dos meses.

En cuanto a las rondas nocturnas, son cada dos horas, y hasta desconocerán cuándo se les trasladará a un juicio o a consultas hospitalarias hasta el mismo momento en que se vayan a producir.

Medidas preventivas

Uno de los puntos más delicados es el de las posibles intervenciones de las comunicaciones de estos reos, siempre previa autorización judicial. Eso sí, en caso de que eso ocurra, jamás podrán filtrarse. Antes y después de los encuentros con su letrado, el radical será siempre cacheado, para que no porte material prohibido; y en el trayecto a/o desde la sala de comunicaciones será siempre acompañado por, al menos, un funcionario.

En lo referente a las visitas, «Alfon» debe facilitar a los responsables del centro un máximo de diez nombres de amigos, que una vez visada la autorización, podrán mantener con él comunicación oral. Podrá recibir la visita de su pareja o compañera sentimental, pero la familia de ésta entrará dentro del grupo de «visitas de amigos».

Por cierto, que también están prohibidas aquellas publicaciones que carezcan de depósito legal o pie de imprenta, y siempre que hayan sido revisados sus contenidos, idiomas o dialectos en que estén escritas.

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