Una funcionaria, ayer, con su nueva equipación, que marca el pecho
Una funcionaria, ayer, con su nueva equipación, que marca el pecho - ABC

Los «exuberantes» chalecos antibalas de las mujeres de la Policía Municipal

La nueva equipación que están estrenando todos los funcionarios del Cuerpo se tiene que compartir, no está rotulada y hay diversas tallas

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La Policía Municipal de Madrid está de estreno. Desde finales de marzo está recibiendo los nuevos chalecos antibalas que venían reclamando desde hace tiempo, esenciales para realizar su trabajo. Se trata de las primeras unidades de las 1.300 en total, presupuestadas en 888.140 euros, que se iban a ir entregando gradualmente desde 2014 hasta 2016.

La primera entrega es la actual y entre los chalecos se encuentran, por primera vez, los diseñados ex profeso para las mujeres del Cuerpo que se veían obligadas a utilizar los de sus compañeros. Estos, al no estar adaptados para ellas, no servían para la función que deben realizar.

El lote lo completan los correspondientes a los hombres, con un amplio abanico de tallas, frente a la única que existía hasta la fecha (excesivamente grande).

«Son funcionales, ligeros, operativos, permiten la movilidad, pesan poco y sus características técnicas son buenas, algo que no ocurría con los que van en los coche patrullas desde hace siete años, totalmente ineficaces y que pueden poner en peligro la seguridad del agente», subrayó a ABC, Carlos Bahón, portavoz de la Asociación de Policía Municipal Unificada (AMPU).

Sin embargo, pese a la buena noticia, el material no responde al cien por cien a las reivindicaciones de los funcionarios ni a la instrucción realizada tras los atentados yihadistas de París en la que exigían a todos el uso del chaleco. Se están repartiendo por las 22 Unidades Integrales (comisarías) en pequeñas cantidades; es decir, no hay suficientes, por lo que se ven obligados a compartirlos.

«Fallo garrafal»

«No es higiénico que un agente del turno de tarde se ponga la misma equipación que su compañero de la mañana. Para ello, utilizan unos petos para desodorizar el material», agregó. Otro fallo detectado es que no llevan serigrafiado ni el nombre del cuerpo ni el escudo, como sucede ahora. «Es un fallo garrafal. Al colocarse sobre el uniforme y de lejos, nadie sabe quien lo lleva», recalcó.

Algunas agentes han protestado por quesus chalecos marcan en exceso el pecho. Por ello, prefieren usar la talla «S» de sus compañeros.

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