La posibilidad de ganar y la sensación de pertenencia a un grupo nos llevan a participar en la Lotería de Navidad
La posibilidad de ganar y la sensación de pertenencia a un grupo nos llevan a participar en la Lotería de Navidad - luna revenga

¿Por qué nos gusta jugar a la Lotería de Navidad?

Más allá de la ilusión por llevarnos el Gordo, están la tradición y la necesidad de formar parte de una red social

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¿El año pasado no te tocó ni la pedrea y prometiste a lo Scarlata O´Hara que no volverías a jugar a la Lotería de Navidad? Ya te queda menos para romper la promesa. Porque aunque desde un punto de vista lógico y racional sabes que, por estadística, es casi imposible que te lleves el Gordo (sólo hay una posibilidad entre 85.000 ), algo en tu interior te empuja cada año a participar. Puede que no vayas a comprar tu décimo a una administración, pero algún familiar, amigo o compañero de trabajo te ofrecerá una participación y no serás capaz de rechazarla.

Jugamos por la ilusión de llevarnos aunque sea un pellizquito y por evitar la rabia de que le toque al de al lado y no a nosotros.

Pero en España también participamos, sobre todo en Navidad, por tradición y por formar parte de una red social, según concluyó un estudio publicado en 2008 por Roberto Garvía, investigador de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), en la revista científica «American Journal of Sociology».

Una de las principales conclusiones de la investigación es que en España tenemos más afición que en otros países porque se juega de forma distinta, compartiendo billetes. De acuerdo a este estudio, en nuestro país la Lotería se ha convertido en una tradición que va más allá de la posibilidad de ganar, y tiene más que ver con una cuestión social. El juego supone formar parte de un grupo «contribuyendo a fortalecer el tejido asociativo de la sociedad», aseguraba entonces el investigador.

La estadística juega en nuestra contra: sólo el 5% de los números resultan premiados, otro 10% recupera lo invertido; y el 85% no gana ni un euro. Pero qué difícil es negarse a comprar la participación que te ofrece el frutero del barrio, la asociación de vecinos, el compañero de trabajo, el amigo de toda la vida... [Si quieres más información sobre la validez de las participación de un décimo de Lotería de Navidad pincha aquí]

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