El delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, en una imagen de 2013
El delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, en una imagen de 2013 - iosu onandia

El delegado del Gobierno en el País Vasco denuncia «falta de libertad» a causa del euskera

Carlos Urquijo alerta de «ciudadanos asfixiados por las imposiciones» lingüísticas o «hartos de que se incumpla la ley»

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El delegado del Gobierno en el País Vasco, Carlos Urquijo, denuncia en la última entrada de su blog «El microcospio vasco», titulada «Convivir en libertad, que «aunque ETA ya no asesine y pueda existir la idea de que somos una arcadia feliz», existe «una falta de libertad que todavía hoy seguimos padeciendo» en la comunidad autónoma a causa de las imposiciones en materia lingüística para acceder a determinados puestos.

Urquijo lo ilustra con el siguiente ejemplo: «La semana pasada recibí carta manuscrita de un funcionario de la Diputación Foral de Guipúzcoa [en manos de Bildu] en la que me da cuenta de su interés porpresentarse a una plaza de promoción interna para acceder a una plaza de técnico superior de hacienda.

Pese a tener el perfil 3 de conocimiento del euskera, considera que su nivel de exigencia en las bases del concurso y el modo de acreditarlo, es contrario a derecho. Me lo comunica a efectos de que las estudiemos y presentemos, caso de considerarlo oportuno, el correspondiente recurso contencioso-administrativo».

Sin embargo, adivirtió que la carta no tenía remite. Algo que, explica, es muy habitual. «Desgraciadamente no es la primera vez que me ocurre un caso similar. Ciudadanos asfixiados por las imposiciones o hartos de que se incumpla la ley se dirigen a la Administración General del Estado como último recurso para ver defendidos sus derechos. La razón del anonimato, resulta evidente, no es otra que el temor a ser identificados y castigados por su 'rebeldía'».

Mientras se dan casos de este tipo, lamenta Urquijo, «altos cargos de las instituciones gobernadas por partidos nacionalistas siguen presumiendo de lo magníficamente que se ha construido nuestra normalización lingüística y de lo maravillosamente bien que se vive en el País Vasco».

A su juicio, nada más lejos de la realidad. La carta que sirve de base a su denuncia, precisa, «es una evidencia de que todavía deberán pasar muchos años y cambiar muchas actitudes para que en nuestra tierra la libertad se abra paso de manera definitiva». «Hasta entonces», concluye, «a pesar de la crítica y la descalificación permanente, algunos seguiremos poniendo nuestro grano de arena para conseguirlo».

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