La soprano Barbara Frittoli, en un ensayo
La soprano Barbara Frittoli, en un ensayo - Miguel ángel fernández
Entrevista a la soprano

«Puccini toca las cuerdas del corazón, de los sentimientos, es peligroso de interpretar»

La cantante italiana aborda este sábado la «Suor Angelica» de Puccini dentro de la Temporada Lírica, un rol complejo a la par que bellísimo

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—¿Ésta es una ópera de poca música, pero de muchísimo canto?

—«Suor Angelica» nace en el contexto de «Il Trittico», son tres óperas bastante cortas pero muy significativas todas ellas. «Suor Angelica», en particular, tiene una música maravillosa, muy particular, muy sentida y sobre todo inspirada.

—No parece demasiado verista...

—Resulta verista en los momentos más dramáticos, porque al inicio Puccini busca reproducir la atmósfera de un convento, y resulta muy clásica. Pero cuando llega la princesa aterriza el drama, el momento de saber que el hijo está muerto, deviene en verista. Es muy dramático.

—¿Cómo se interpreta a una madre que pierde por dos veces a su mismo hijo?

—Se lo está preguntando a una madre. Es durísimo, sobre todo porque ahora tengo hijos.

La primera vez que canté Suor Angelica fue en 1989 en el conservatorio, no tenía hijos y la interpretaba tranquilamente. Después, cuando la reinterpreté en el Metropolitan mi hija tenía 7 años, la edad que Suor Angelica cree que tiene su hijo en el momento de la ópera, sin saber que lleva dos años muerto. Para mí fue durísima cantarla. Para una madre, cantar esta ópera es duro.

—¿Un personaje de demasiada inocencia?

—Yo creo verdaderamente que es el contrario, porque acaba en el convento por un amor ilícito, prohibido, no permitido por las leyes morales del momento. No es pura, tampoco es nada inocente.

—¿Por qué escuchamos tan poco a Barbara Frittoli cantar Puccini?

—Puccini es muy difícil, técnicamente pero también psicológicamente. Verdi y Puccini son quizás mis autores favoritos. Verdi es más fácil de cantar, tiene una música maravillosa pero que implica menos al cantante. Puccini toca siempre las cuerdas del corazón, de los sentimientos, y para el cantante es más peligroso interpretarlo. Por eso canto poco Puccini.

—«Suor Angelica» parece una ópera para cantar en la oscuridad...

—Seguramente para escuchar así, para cantar no. Es una ópera que habla al corazón, muy intimista, y puedo imaginarla para disfrutarla en la oscuridad..

—En el fútbol, los italianos son de Milan o de Juventus. ¿En la ópera, son de Verdi o de Puccini?

—Son de los dos.

—¿En el mundo operístico de hoy vendría mejor menos «Boheme» y más s «Suor Angelica»?

—Entiendo que sea más famosa «La Boheme» que «Suor Angelica», aunque yo prefiero bastante más la segunda. Mimì no es un personaje para nada inocente, por muy sola que viva.

—Cantó «Adriana Lecouvreur» en el Liceo, también ha cantado Nedda de «Pagliacci». ¿Ahora a por el verismo?

—Nedda sólo la he cantado en disco, en teatro la debutaré en enero en el Metropolitan. Esto explica que a mi edad llegue ahora a cantar verismo. Es peligroso para la voz, es muy pesado. Quiero seguir siendo una soprano lírica, a pesar de la edad.

—¿Hay nostalgia de Mozart?

—No, todavía lo canto. Vengo de hacer «Las Bodas de Fígaro» y tengo previsto «Don Giovanni». Nostalgia no, Mozart siempre está conmigo.

— ¿Volver a Mozart es volver a un mundo más feliz?

—Más simple, quizás, en los sentimientos. Son reales, pero menos dramáticos respecto a los que representan Verdi y Puccini. Hay que entenderlo, son épocas diversas.

—¿Un mundo más inocente?

—Para nada, era un mundo mucho más complicado que el actual. Lo que recogen libros o cuadros de la época es ese mundo feliz, pero para nada era así. Había drogas, prostitución, traiciones, esclavitud, asesinatos... Para nada era un mundo inocente.

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