El ruso Alexander Mostovoi, una de las leyendas del celtismo
El ruso Alexander Mostovoi, una de las leyendas del celtismo - J. m. Serrano

La montaña rusa celeste

El Celta de Vigo pasó en poco tiempo de Europa a coquetear con la Segunda B

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La historia del Celta en las dos últimas décadas es, en cierto modo, análoga a la de su eterno rival. Fútbol espectacular,grandes jugadores y noches épicas en Europa se mezclaron en este tiempo con serios problemas económicos que se tradujeron en una caída acusada del rendimiento deportivo del conjunto celeste. Después de pelear durante los años primeros de este período en la parte media y baja de la tabla, los vigueses se instalaron de un modo regular en los puestos que dan acceso a competiciones continentales hasta llegar en 2003 a clasificarse para la Champions League. Pero esa esfera del fútbol se le hizo demasiado a los celestes, que acusaron el castigo de una temporada extremadamente exigente y acabaron en Segunda División.

Así comenzó su particular montaña rusa, ya que al año siguiente regresó a la categoría de honor, volviendo a alcanzar puestos UEFA, pero acabarían por repetir el destino de su última participación europea. Y de ahí al desastre. Concurso de acreedores y una larga travesía por el desierto de la Segunda División, de la que estuvo también a punto de descender en dos ocasiones. Finalmente, y después de una campaña difícil, ahora mismo el Celta es un club más asentado en la Liga BBVA y con una situación financiera que invita al optimismo.

Mala suerte

Pese a la calidad que atesoró en sus filas alguna de las plantillas olívicas, la ciudad nunca pudo celebrar un gran título a nivel nacional. Y quizá la única razón de que esto sucediese fueron los caprichos de la diosa Fortuna en momentos puntuales. El mismo año del penalti que dejó a La Coruña sin su primera Liga, perdió también desde los 11 metros Vigo la Copa. Fue ante el Zaragoza cuando al defensa Alejo en la quinta pena máxima de la tanda se le empequeñeció la portería y acabó por golpear más al terreno de juego que al balón. Siete años después, mismo verdugo e idéntico resultado, pero esta vez no hubo que esperar tanto y los maños se adjudicaron el título copero en los 90 minutos. Mucho castigo para los celestes, que habiéndose adelantado en el marcador se quedaron una vez más a las puertas del cielo.

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