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Borrar la memoria

«Así somos los humanos, nos empeñamos en dejar pruebas palpables de todo lo que hacemos»

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Hay pocas cosas más difíciles que borrar la memoria. Anular el rastro de nuestra historia. Hacer una raya en el suelo y decir, a partir de ahora, empieza otra cosa. Es difícil por varios motivos. Porque los recuerdos, cuando se hacen malos, se clavan en nuestro cerebro. Y porque, así somos los humanos, nos empeñamos en dejar pruebas palpables de todo lo que hacemos. En nuestra propia piel.

Menos mal que, leía este martes en la web de ABC, ha llegado a Valencia una empresa que se dedica a borrar los tatuajes a bajo coste. Porque mira que en esta tierra nos hemos tatuado con auténtica dedicación, para dejar constancia de una historia que, muchas veces, conviene borrar.

Entre los clientes de este nuevo servicio de borrado de memorias habrá miles y miles de novios, novias, maridos, mujeres, en fin, ex parejas, que irán a quitarse el nombre de su ex que con tanta felicidad y dolor se pincharon en la epidermis.

Será una liberación, meses, quien sabe si años, después de romper la relación, poder eliminarla de la piel.

También estarán contentos todos eso que se pusieron unas letras chinas en el cogote porque les dijeron que era la traducción de su nombre al mandarín, pero que luego, en un restaurante chino, al ver que el camarero se reía, descubrieron que en realidad ponía: Soy imbécil y estoy gordo.

La verdad es que el servicio de borrado es un negocio borracho. Porque al mismo tiempo que estos quitan un Lucía te amo, hay otros clavándose un Pepita te quiero. Y lo de las letras chinas, pues lo mismo. Así es que es un negocio que, por ahora, va a seguir siendo pujante. Se le sumará alguno que se tatuó el nombre de un club de futbol que era valenciano y ahora es singapurense, y alguno más que se dibujó las siglas de un gran partido y ahora no se van a tatuar más pero quieren hacer carrera en alguna fuerza emergente.

La verdad es que la sociedad valenciana, y la española en su conjunto, están pendientes de un gran borrado. Un borrado que no debe ser sinónimo de olvido sino que debe servir para hacer las cosas de manera diferente a como se han venido haciendo en los últimos siglos. Y en los tiempos que corren, si el borrado de memoria es a bajo coste, mejor que mejor.

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