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Atribuyen a Gil de Siloé el Cristo de Santo Tomás que habló a Santa Teresa

La fígura se encuentra en el Real Monasterio de Santo Tomás de la capital abulenses

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El escultor Gil de Siloé, en los últimos años del siglo XV, pudo ser el autor del Cristo de las Angustias que se encuentra en el Real Monasterio de Santo Tomás, en la ciudad de Ávila y del que la leyenda cuenta que habló a Santa Teresa de Jesús.

Atribuido a una mano anónima, este crucificado que da nombre a una de las capillas del monasterio en la que es venerado, ha sido sometido a un estudio y a un proceso de restauración impulsado por la orden de los dominicos con motivo del V Centenario del nacimiento de Santa Teresa.

El equipo de restauración, según ha indicado a Efe la empresa, observó la «enorme calidad de factura» con la que estaba realizada el Cristo de Santa Teresa, también conocido como Cristo de las Angustias o de la Agonía.

La investigación para descifrar el autor de la obra se ha centrado en las técnicas escultóricas y de color que les ha llevado hasta el Cristo de Gil de Siloé que se encuentra en la Cartuja de Miraflores (Burgos), en la que fue policromador Diego de la Cruz.

El estudio ha determinado no sólo el «enorme parecido» de ambos cristos sino también el que sean dos figuras que se podrían haber realizado «de manera prácticamente paralela". Así, ambas imágenes presentan una misma tipología en el cabello y un arranque de corona en tonos verdes e «imitando ramas leñosas». En ambas figuras la nariz es «alargada, recta y afilada» y los ojos «se dibujan en el globo ocular de la mitad hacia arriba, quedando la parte inferior en línea recta».

Las similitudes se han encontrado también en la disposición y resolución de la llaga del costado, mientras que los estudios químicos e históricos señalan que ambas imágenes pertenecen a la misma época y, además, coinciden en el policromador.

Según la empresa, estos dos cristos habrían sido «las dos últimas obras» de su autor y, por lo tanto, «sus obras más evolucionadas».

La talla descansa en la Capilla del Cristo del Real Monasterio de Santo Tomás desde finales del siglo XV, ha recordado la empresa restauradora, que también ha resaltado el apoyo constante de los dominicos hacia Teresa de Cepeda y el «alto grado de consideración» que ella manifestó hacia la orden.

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