Eva P. Luceño, en su establecimiento situado junto a la Catedral de Valladolid
Eva P. Luceño, en su establecimiento situado junto a la Catedral de Valladolid - f.h.
la casa del gusto

Un colmado cinco estrellas

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Eva P. Luceño creó La Casa del Gusto hace cuatro años, un establecimiento gourmet situado junto a la catedral de Valladolid que cuenta con más de 2.000 referencias de productos, buena parte de ellos de Castilla y León. Cuando se aventuró a emprender este viaje, Eva tenía muy claro que no quería un establecimiento al uso, sino presentar una selección de productos en los que, junto a la calidad y la elaboración, debía haber una cuidada presentación. Además, cada vino, aceite, queso o dulce tenía que tener su propia historia, la del elaborador que cuida minuciosamente su obra para fiársela después a este colmado «cinco estrellas».

Y es que La Casa del Gusto alberga toda una variedad de productos que llegan al establecimiento tras una selección y una cata previa.

«Nosotros buscamos y probamos todo lo que aquí se vende», asegura Eva, lo que explica sus continuos viajes por el territorio regional, pero también nacional e, incluso, internacional, en busca de los más selectos manjares. Tal vez por eso, tiene dificultades para decantarse por un producto de toda su tienda porque, a su juicio, debe ser el más completo, tanto por su calidad y sabor, como por su presentación. Por eso, al final elige el que más define esta filosofía del buen gusto: el pack «Vino&Chocolate», un producto de la bodega Abadía de Retuerta que combina dos de sus mejores vinos con un chocolate elaborado por uno de los mejores pasteleros de España, Oriol Balaguer.

Pero no es el único. En la Casa del Gusto varias delicatessen están entre los «top-ten» de ventas por ser especialmente admirados por los clientes. Es el caso de una gelatina de vino de la Ribera del Duero, o del aceite de Valdecuevas, que se elabora en Medina de Rioseco y que está incluido en la guía más importantes de aceites de referencia internacional, como también le pasa a otro aceite, Soleae. Este último pertenece a una pequeña empresa familiar impulsada por dos jóvenes de Herguijuela de la Sierra (Salamanca) que se han empeñado en cultivar variedades autóctonas y poner en el mercado un producto sano, tradicional y sostenible.

Son algunas de las «debilidades» de Eva P. Luceño, que se mueve por su establecimiento contando cada una de las pequeñas historias de sus productos. Precocinados, cervezas, chocolates, quesos, patés o dulces, como los mantecados de verdejo de La Giralda de Castilla; las Delicias de Cuéllar, con pasta de piñón y achicoria,; el chocolate familiar a la taza «Juan Ruiz», de Rueda, o los hatillos y brinquinillos de las Carmelitas de Toro, con los que, de paso, se hace un guiño a la celebración del V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa.

Eva asegura que es un mito el que los productos gourmet tienen precios prohibitivos. «Es importante que la gente pierda el miedo a unos precios que en nuestro caso están muy ajustados», señala, al tiempo que explica cómo se puede comprar un buen vino o un buen aceite por poco más de cuatro euros. Además, en su tienda todos los productos tienen bien visible el precio, como «política de la casa».

Como costumbre es también que este establecimiento vallisoletano sea un lugar de encuentro entre productores y clientes, que pueden conocer de primera mano la forma de elaboración de sus creaciones gastronómicas, para, a continuación, dar un paso más, ya que desde la Casa del Gusto se organizan diferentes actividades destinadas al maridaje de productos. Una de las últimas tuvo como protagonistas a la trufa negra de Soria y los vinos de Jaime Suárez, de la Denominación de Origen Toro, que «se encontraron» en el restaurante Trigo, de Valladolid.

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