viviendo en san borondón

Con Podemos a cuestas (I)

Si auténticamente creyeran en esa medida liberticida, ¿por qué no obligar a todos los hoteles y supermercados, sea cual fuere su fórmula de comercialización?

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A ver si logro aclararme con la demagogia de Podemos. Tras proclamar solemnemente que no pactarían con nadie, evocando su visión edulcorada del fracasado ¡no pasarán!, porque los otros partidos políticos son “casta” y ellos son de otra “pasta”, iraní o bolivariana se ha publicado, ahora dicen que sí pactarían siempre que acepten “en su integridad” el programa vago, y probablemente para vagos, de Podemos. Por lo tanto, no es un pacto lo que proponen sino una adhesión incondicional a sus principios, al más puro estilo totalitario. Nada nuevo bajo el solajero.

A mi entender, los podemitas olvidan o esconden, que si el otro partido renunciara a los principios con los que se presentó y obtuvo sus resultados electorales, estaría mintiendo a sus votantes para tratar de conseguir carguitos públicos para los traidores cabecillas, que no líderes.

Es decir, que Podemos estaría pactando con unos corruptos de “tomo”, del verbo tomar, y “lomo”, el del caparazón de tortuga para soportar los justos reproches de quienes han engañado. Pero eso no parece importar a los Pablistas, lo fundamental es asaltar el cielo, según confesó el ínclito personaje.

Si esta jugada en las municipales y autonómicas les sale medianamente bien, el “asalto” al Congreso por las urnas, hay terroríficos antecedentes en Europa, o por concentraciones espontáneas, está servido. A juzgar por lo visto y oído apoyando a Syriza, han confundido las columnas del Partenón, ruinas gloriosas de un país en la ruina, con el nuestro Parlamento en la Carrera de San Jerónimo, la calle de Madrid y no la trayectoria de nuestro ninguneado Defensor del Pueblo.

Por las calles de Canarias están repartiendo una cuartilla que bien merece ser leída y analizada seriamente antes de votar. En una cara, lo que prometen, pintoresco decálogo de sólo nueve puntos, para que la cosa sea del todo agnóstica. En la otra, de dónde dicen que sacarán el dinero para hacer lo que bien saben sus mentes pensantes que no podrán hacer, aunque eso poco importará si tienen éxito en las elecciones. Por eso sólo plantean cinco puntos, medio decálogo y demagogia entera.

Cada una de las promesas estrella merece un análisis riguroso, pero por evidente limitación de espacio y de paciencia de los lectores, únicamente se comentarán algunos extremos, nunca mejor traída esa palabra. Para antes del 2050, prometen que Canarias producirá y consumirá el 100% de la energía renovable y limpia.

Es de suponer que deben tener información científica privilegiada de ese cielo al que aspiran, paraíso comunista lo llamarían otros con más propiedad o sarcasmo, porque para eso sería imprescindible que se inventaran acumuladores de energía eficaces y eficientes para garantizar el consumo en todo momento. Ni en El Hierro, aunque se diga y se oculte la realidad, lo han conseguido sin tener el respaldo de una central eléctrica convencional. Bonito, si fuera posible.

Podemos promete también la creación de un banco público para repartir un supuesto dinero pagado de más por los más ricos, con sus criterios políticos y no financieros. Es exactamente igual que lo vivido con las cajas públicas que han tenido que ser rescatadas de las zarpas de los políticos, sindicalistas y empleados patronales, no los bancos, conviene recordar.

El pinturero punto sexto de este programa resumido de Podemos para Canarias es “apostar” (sinónimo inequívoco de malgastar subvencionando a gusto de los políticos) por la agricultura canaria, obligando a los hoteles que ofrezcan “todo incluido” a consumir productos elaborados en las islas. Sin entrar en el elemental detalle de que oferta y demanda van unidas, que nadie vende lo que otro no quiere comprar, y si auténticamente creyeran en esa medida liberticida, ¿por qué no obligar a todos los hoteles y supermercados, sea cual fuere su fórmula de comercialización?

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