Jorge Gorrín
Jorge Gorrín - ANTENA3
LOTERÍA DE NAVIDAD

Jorge Gorrín, el hombre más afortunado de Tenerife: «Me han salido más amigos de la cuenta»

Cuando ganó 375.000 euros en el sorteo navideño, este vecino de San Isidro debió de ser el menos sorprendido de los agraciados. Ya entonces recibía 6.000 euros al mes del «Sueldazo» de la ONCE

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Puede que el dinero no dé la felicidad, pero desde luego sí da buen humor a raudales. Cuando menos esa es la conclusión que deja el conversar con quien en Tenerife ya ha sido bautizado como el hombre más afortunado de la isla, Jorge Gorrín. Y él no hace ascos al sobrenombre: así lo evidencian su disposición para hablar con los muchos periodistas que le solicitan una entrevista, su ya célebre coche deportivo («este se muere conmigo», bromea) y, en definitiva, su negativa a abandonar lo que siempre ha sido, un ciudadano más.

Cuando Gorrín comprobó tras el último sorteo de la Lotería de Navidad que era una de las personas que había comprado el 79712, debió de ser el menos sorprendido de todos los agraciados.

Fueron 375.000 euros los que ganó con el que sería el segundo premio. Aquel segundo premio que se había vendido en una gasolinera del sur de la isla y que a tantos tinerfeños hizo felices. Su historia, pues, sería una de tantas historias agradables de no ser porque ya entonces recibía 6.000 euros al mes por los 1,8 millones que había ganado en el «Sueldazo» de la ONCE allá en 2006. Y como «dinero llama a dinero», y para redondear un relato casi de meigas, apenas un puñado de días después de la Navidad serían otros 75.000 euros los que Gorrín ganaría en el sorteo de El Niño. Y, por cierto, en los ochenta del siglo pasado ya había ganado alrededor de 170.000 euros en premios de la ONCE. ¿Quién da más?

«Me han salido más amigos de la cuenta», dice en conversación con ABC cuando se le pregunta por las «consecuencias», las no obvias, de ganar tanto dinero. Pero Jorge Gorrín, vecino de la localidad sureña de San Isidro (y soltero), no es solo afortunado en el juego, y asegura que sus amigos, los «sinceros», ahí siguen; luego hay «otros», eso sí, que le hacen preguntarse: «¿Y este?».

«Líneas eróticas Jorge Gorrín» son sus primeras palabras al coger el teléfono, un clásico entre quienes lo conocen bien, que son muchos, pues nunca estuvo dispuesto a que la suerte significase dejar su sitio y su vida. «Yo no me escondo por nadie», explica antes de reconocer que su hijo sí le ha dicho en alguna ocasión eso de «papá, ¿y si me secuestran?». Gorrín lo tiene claro: «Si lo secuestrasen tardarían dos días en enviarlo de vuelta», ríe a carcajadas.

Hombre afortunado donde los haya, reconoce que su único rito cuando compra un número es pasar el cupón o el billete por los testículos del cerdo (350 kilos de animal) que tiene en su finca, a la cual se dedica. Tampoco él encuentra explicación a tanta suerte, esa que le ha permitido comprarse su inseparable deportivo descapotable y la casa de madera de sus sueños. Una casa que no ha podido colocar en los terrenos, situados muy cerca de la gasolinera donde adquirió el número de la Lotería de Navidad, por problemas administrativos. Y es que la suerte nunca es completa, ni siquiera para Jorge Gorrín.

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