Podemos contra todos

LLEVAMOS semanas, meses, especulando acerca de si Fernando Clavijo es el recambio adecuado para que los nacionalistas hagan frente a su considerable pérdida de popularidad y mantengan su cuota de poder, de si el error de los socialistas al elegir a Patricia Hernández como candidata es grande o descomunal, de si los populares sin Soria tendrían alguna posibilidad de evitar su caída, pero lo cierto es que lo que puede trastocar las cifras de la política regional, hasta un extremo inimaginable hace muy poco tiempo, es la irrupción de Podemos en el Parlamento autonómico.

Si el movimiento asambleario lleva a cabo sus planes, esto es, presentarse a los comicios autonómicos (los locales, de momento, no entran dentro de sus previsiones), y teniendo en cuenta que previsiblemente contarán con apoyo en todas las islas, lo que les permitiría superar la barrera electoral del 6%, su irrupción en la Cámara legislativa autonómica parece más que probable.

En un territorio que padece uno de los índices de paro más altos de España y donde la pobreza ha hecho acto de aparición como un fenómeno real y creciente, en el que la clase política ha perdido casi toda su credibilidad y los servicios públicos, empezando por la sanidad, se han ido deteriorando a pasos agigantados, y en el que, sobre todas las cosas, pocos ven la luz al final del túnel, lo previsible es que una alternativa como Podemos logre un importante número de sufragios.

Su aparición en la escena política regional podría conllevar, de entrada, y atendiendo al resultado de las encuestas realizadas en el conjunto del territorio nacional, una histórica caída de los socialistas, que correrían el riesgo de convertirse en la cuarta formación política de las Islas (llevan años haciendo méritos para ello, incluso para convertirse en la quinta). Si tomamos en consideración el desgaste de los nacionalistas por la acción de gobierno en las Islas y del PP, por similares motivos, en el ámbito estatal, a lo que se suman los crecientes casos de corrupción, el desembarco de Podemos puede romper con creces la monolítica estructura tripartidista que sufre el Archipiélago desde hace décadas.

Sólo la labor de los candidatos municipales, especialmente de aquellos con carisma contrastado, podría evitar, aprovechando la coincidencia de los comicios locales y autonómicos, una debacle de las formaciones políticas de toda la vida. Su papel siempre ha sido crucial, porque un elevado porcentaje de la población vota al alcalde y al mismo candidato del partido del alcalde para el Parlamento, pero ese papel va a ser ahora más determinante. Los municipios pueden convertirse en la tabla de salvación de nacionalistas, socialistas y populares y, al mismo tiempo, en el principal obstáculo para Podemos.