Portada románica de la Iglesia de San Miguel de Uncastillo
Portada románica de la Iglesia de San Miguel de Uncastillo
patrimonio

De Uncastillo a Boston: arte aragonés en el exilio desde hace un siglo

En 1915 se vendió la iglesia de San Miguel de Uncastillo por 800 pesetas. Su portada románica, una de las más relevantes de Aragón, acabó en el Museo de Bellas Artes de Boston

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En 148 cajas que pesaban 28 toneladas. Así es como salió de España la portada románica de la iglesia de San Miguel de Uncastillo (Zaragoza), una de las joyas patrimoniales más relevantes de las Cinco Villas. Partió del puerto de Tarragona rumbo a Estados Unidos. Su destino final: el Museo de Bellas Artes de Boston, donde permanece expuesta desde 1930.

La historia de este «expolio», como lo califican los vecinos de Uncastillo, arrancó en 1915, hace ahora justo un siglo. Ese año, el Obispado de Jaca –Diócesis a la que pertenece el municipio, a pesar de ser provincia de Zaragoza– decidió vender a varios particulares la iglesia de San Miguel, que llevaba años cerrada al culto. Por aquel entonces el Ayuntamiento de la localidad la utilizaba como almacén.

El precio de venta: 800 pesetas.

Los historiadores desconocen las razones que llevaron al abandono de la iglesia a comienzos del siglo pasado. Solo está documentado que el edificio era propiedad del Obispado y que era el Ayuntamiento quien disfrutaba de su uso. Por eso, desde la Diocésis ofrecieron al Consistorio la mitad del dinero que obtuvo por la venta del edificio. Es decir, 400 pesetas. Un dinero que rechazó, ya que desde un primer momento se opuso a esta operación.

Aún así se llevó a cabo y esta iglesia del siglo XII acabó divida en dos. Una parte se usó como herrería y después pasó a ser un almacén de maderas. En la otra mitad, se construyó una vivienda particular. Casa que a día de hoy sigue habitada. De forma separada se vendió también la portada románica.

Entre anticuarios y magnates

Un anticuario barcelonés, Salvador Barbra, se hizo con ella. Eso sí, a día de hoy sigue sin estar claro si fue la Diócesis quien se la vendió directamente o si fue uno de los nuevos propietarios del inmueble quien se deshizo de ella a posteriori. Tampoco está documentado lo que pagó por esta importante portada románica.

Una portada que tiene cinco metros de altura por cuatro de anchura. Representa en su tímpano a San Miguel disputándose un alma con un demonio, y en las tres arquivoltas hay más de sesenta figuras de guerreros, saltimbanquis, músicos y animales, que reflejan la complejidad de la sociedad medieval.

Su riqueza escultórica y su singularidad provocó que varios tratantes de arte americanos se interesaran por ella. En 1926, el anticuario barcelonés entro en contacto con varios de ellos. Y es que por aquella época era habitual que los grandes magnates de Estados Unidos pujaran por piezas artísticas europeas para decorar sus grandes mansiones. Esto fue lo que ocurrió con la portada de Uncastillo.

Entre los interesados en hacerse con ella, Randolph Hearst, magnate de la prensa y los medios estadounidenses, que se convirtió en uno de los hombres más poderosos de la escena política y empresarial de EEUU. Consolidó uno de los más grandes imperios empresariales de la historia, llegando a poseer 28 periódicos.

La historia de este magnate, llena de ambiciones, extravagancias y acciones tan despóticas como arbitrarias, fue llevada a la gran pantalla por Orson Welles, con la afamada película «Ciudadano Kane».

Una venta legal y en Marsella

Randolph Hearst fue uno de los que se interesó por esta portada románica de las Cinco Villas para decorar una de sus muchas mansiones. Sin embargo, finalmente fue el Museo de Bellas Artes de Boston quien se hizo con esta valiosa portada. De hecho, en estos momentos es la pieza más importante de arte románico que se exhibe en el museo estadounidense.

El anticuario barcelonés la vendió en 1928 por 42.782 dólares. Como por aquel entonces, la legislación española ya trataba de poner coto al expolio de arte e impedía que un museo ubicado en el extranjero se hiciera con piezas nacionales, la venta se llevó a cabo en la ciudad francesa de Marsella y se realizó entre dos compradores particulares. Legalmente la portada la compró Francis Bartlett, que acto seguido la donó al Museo de Boston.

De Uncastillo salieron 215 piezas. Todas las que componían la portada, que fue desmontada ladrillo por ladrillo, más otra serie de esculturas que decoraban la iglesia, como los capiteles o las mensulas de los aleros. Todas embarcaron en Tarragona en 1928 con destino Boston.

Un siglo después de que comenzara la historia de este «expolio» desde Uncastillo dan «prácticamente por perdido» esta joya de la localidad. «La venta fue legal y si hubiera habido algún tipo de delito ha prescrito», asegura el coordinador de la Fundación Uncastillo, José Manuel López. «El paso del tiempo y la legislación impiden su vuelta», señala. Así que solo se podría buscar un acuerdo amistoso con el Museo de Boston. «No se puede hacer prácticamente nada para que la portada regrese a Uncastillo. Solo nos queda aprender de los errores y evitar que esto vuelva a ocurrir», se lamenta.

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