Donald Trump, en un acto electoral
Donald Trump, en un acto electoral - AFP

Trump entra en guerra con los dos hombres fuertes del Partido Republicano

El candidato agrava su enfrentamiento con el «establishment» al negarse a respaldar a Paul Ryan y John McCain en sus elecciones al Congreso

Corresponsal en Nueva York Actualizado: Guardar
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Cuando parece que Donald Trump no puede estirar más la cuerda, le pega otro tirón. El nominado republicano a la presidencia de EE.UU. ha negado su apoyo a dos hombres fuertes en las primarias que les permitirán mantener su puesto en el Congreso de EE.UU. Paul Ryan, el republicano de más alto rango en la política de EE.UU. como presidente de la Cámara de Representantes, se juega su puesto de diputado por Wisconsin. John McCain, héroe de la guerra de Vietnam, ex candidato presidencial y senador por Arizona también tiene que pelear la reelección este año. En una entrevista con «The Washington Post», Trump les negó su respaldo e incluso llegó a mostrar simpatía por alguno de sus contrincantes.

Es el último episodio del difícil acomodo de Trump dentro del «establishment» republicano. El multimillonario neoyorquino ha sabido pescar en las aguas turbulentas del electorado republicano, en las que se mezclan su base moderada, el movimiento «anti Washington» del Tea Party y la clase media blanca descontenta, pero su relación con los líderes del partido es otro cantar. A Trump le fue muy bien en las primarias descalificando a candidatos tradicionales del partido y acusando a la formación de amañar el proceso. No parece dispuesto a salirse de esa línea y la guerra declarada a Ryan y McCain es quizá su apuesta más alta, algo nunca visto en un candidato.

El ataque a estos dos pesos pesados republicanos tiene su origen en la enésima polémica en la que se vio envuelto Trump, la de los padres del capitán Khan, musulmán muerto en combate en Irak. El candidato se embrolló en una batalla mediática que no gustó a los líderes republicanos, siempre muy cuidadosos en el tratamiento a los familiares de víctimas del ejército.

El equipo de Trump recomendó al candidato que levantara el pie del acelerador. Pero en la entrevista con el Post, Trump volvía a meterse con los Khan y pintaba una raya entre él y otros republicanos, como Ryan y McCain, que habían exigido respeto para la familia del soldado.

«Lo estoy considerando», dijo sobre si daba su respaldo a Ryan en su reelección para la Cámara de Representantes. «No estoy ahí todavía», añadió, en referencia a una frase similar que Ryan dijo en mayo sobre si daría su apoyo a Trump como candidato. «No he dado mi respaldo a John McCain», aseguró después sobre el senador por Arizona. «Nunca he estado con John McCain porque creo que podría haber hecho un trabajo mucho mejor por los veteranos de guerra». Trump criticó a otra compañera de partido, Kelly Ayotte, que se juega la reelección como senadora por New Hampshire. «Me ha dado cero apoyos», lamentó Trump, que cuestionó que gente como ella «nos representen».

Suicidio electoral

Los atropellos de Trump colocan al partido republicano en una encrucijada. Retirarle su apoyo -como pidió Barack Obama- sería un suicidio electoral, sin otra opción de candidato y con la potencia de las bases que ha activado Trump. Pero, al mismo tiempo, el multimillonario está alejando el voto moderado y reelecciones como las de McCain son clave para mantener el dominio republicano en el Senado.

Según «The Washington Post», Reince Priebus, presidente del Comité Nacional Republicano, está «muy frustrado» con los ataques de Trump e incluso Newt Gingrich -defensor acérrimo de Trump- recriminó que no ganará la presidencia «si sigue actuando así» y comete «tantos errores». La división que provoca Trump ha llegado incluso hasta el «ticket presidencial». El candidato a vicepresidente, Mike Pence dio su «total respaldo» a Paul Ryan en una entrevista con Fox News.

Dos republicanos, Meg Whitman, excandidata a gobernadora de California, y el diputado Richard Hannah ya han anunciado que votarán a Clinton. No se descarta que otros republicanos de mayor rango puedan tomar un camino similar.

El «establishment» del partido republicano confiaba en que Trump adoptara un tono «presidenciable» tras asegurar su nominación. Priebus dijo hace pocos días que el candidato «se ajustaría» su discurso a la elección general. De momento, Trump se muestra fiel a sí mismo.

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