Trump cambia el tono y llama a «unir el país» contra el racismo

Miles de personas acallan en Boston una concentración del supremacismo blanco

Valla con carteles contra movimientos supremacistas blancos en Bostón AFP
Manuel Erice Oronoz

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La gran polémica generada por el guiño de Donald Trump a los mismos supremacistas blancos que había condenado horas antes, no ha dejado indiferente a nadie. Ni al propio presidente. Tras una semana convulsa en la que fue la diana de todas las acusaciones por no ser contundente con el racismo y por su falta de liderazgo, el inquilino de la Casa Blanca se ha descolgado este fin de semana con un nuevo intento de nadar y guardar la ropa. En un arranque presidencial, Trump hizo un gesto hacia las miles de personas que se echaron a la calle en Boston para silenciar una nueva manifestación de la extrema derecha: «Quiero aplaudir a las muchas personas que protestan contra la intolerancia y el odio. Nuestro país estará pronto unido como uno solo». La paradoja es que se trataba de miles de contramanifestantes que se habían ido sumando para hacer frente a la concentración supremacista organizada en la capital de Massachusetts, en la que muchos no ocultaban un inequívoco apoyo a su líder, Donald Trump.

El presidente número 45 de los Estados Unidos se halla en una difícil encrucijada. Su equidistancia tras los disturbios de Charlottesville, en los que falleció Heather Heyes, una joven de 32 años atropellada por un neonazi mientras protestaba contra la extrema derecha, puede marcar un antes y un después en su presidencia. Si la investigación sobre su presunta connivencia con Putin en campaña, la llamada trama rusa, amenaza el futuro de Trump en el Despacho Oval, su discurso tibio sobre la cuestión racial ahonda en las heridas de un país fuerte y profundamente dividido. La frase de que «entre los supremacistas blancos hay buena gente» resultó demoledora, aunque no más que las declaraciones de apoyo del ex líder de la célebre organización esclavista Ku-Klux-Klan, David Duke , quien aplaudió el «reparto de culpas» que concedió Trump entre los manifestantes y contramanifestantes que chocaron en la pequeña ciudad de Virginia. La madre de Heather ha asegurado que no quiere ningún contacto con el presidente de su país, reacio a romper con un sector de votantes que conquistó durante la elección presidencial. Su decisión de destituir a Steve Bannon , formalizada el viernes, no indica una relación causa-efecto. El polémico ideólogo del nacionalismo radical había renunciado días antes de los sucesos . Pero el chaparrón de condenas de todo el establishment marca un aislamiento de Trump sin precedentes, cuando el domingo cumplía los siete meses de mandato. A la condena unánime en el Congreso, donde los demócratas repudian la táctica presidencial al unísono y los senadores republicanos amenazan con bloquear la agenda presidencial, se ha sumado la desbandada de las grandes compañías estadounidenses, que obligó a Trump a disolver los dos consejos industriales que le asesoraban. En una prueba más de que la indignación que ha causado su discurso, uno de los hombres fuertes de su Administración, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin , se las ha visto en Twitter para defender la posición de Trump y la suya propia, aunque no presentará la dimisión, como le pedían trescientos licenciados de la Universidad de Yale, donde estudió.

Tras el terremoto semanal, este sábado, el tono de los mensajes del presidente desde su cuenta de Twitter fue evolucionando a medida que era informado de lo que ocurría en Boston, donde el llamado «Free Speech Rally» había convocado a «libertarianos, conservadores, tradicionalistas y liberales clásicos», según declaraciones de los organizadores. Pero el supremacismo blanco y los neonazis también estaban presentes con toda su simbología. Era una jornada de alto riesgo en muchas otras ciudades del país. Oregón, Atlanta, Houston, Memphis y Nueva Orleáns, habían autorizado concentraciones de la extrema derecha, que, envalentonada por la ambigüedad presidencial, intenta hacerse notar más que nunca estos días. Inicialmente, sin apuntar a nadie pero enterado de que había riesgo de que se repitieran los disturbios de Charlottesville (Virginia) del sábado anterior, Trump dio su apoyo a la Policía, a la que pidió «inteligencia», en un primer momento, y terminó felicitando por evitar incidentes. Finalmente, consciente de que decenas de miles de contramanifestantes se habían acercado al parque Boston Common para mostrar a los concentrados que les superaban en número y cuestionar toda forma de racismo, Trump se mostró comprensivo con ellos, antes de hacer una llamada a la unidad: «A veces uno necesita manifestarse para cerrar las heridas. Cerraremos las heridas y seremos más fuertes que nunca».

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