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Un robo de armamento en Portugal desata la alarma internacional

El ministro de Defensa luso reconoce que hubo «fugas internas de información»

CORRESOPNSAL EN LISBOA Actualizado: Guardar
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El robo de armas en un almacén militar de Tancos, en el centro-norte de Portugal, ha cobrado una dimensión que pone en jaque al propio Gobierno socialista portugués, ya que se ha revelado mucho más grave de lo que parecía inicialmente. Tanto que las autoridades se han visto obligadas a lanzar una alerta internacional después de que el ministro de Defensa Nacional, José Alberto Azeredo Lopes, reconociese que el destino final del material sustraído puede ser una organización terrorista.

Nada menos que 120 granadas ofensivas, 44 lanzagranadas anticarros, 20 granadas lacrimógenas y 1.500 municiones de nueve milímetros desaparecieron de las instalaciones oficiales del Ejército luso, ubicadas a 130 kilómetros de Lisboa. Consecuencia inmediata: crecen los interrogantes.

¿Cómo es posible que un grupo de individuos perpetre semejante acción sin dejar huella y sin que los agentes de servicio se percataran? Y, sobre todo, ¿nadie se dio cuenta de cómo los ladrones transportaban un arsenal de este calibre?

El mando de Defensa ha destituido a cinco comandantes, pero la petición de explicaciones convincentes se alza sobre la mesa del primer ministro, António Costa, con la misma beligerancia que en el caso del gigantesco incendio de Pedrógao Grande, que causó 64 muertos y elevó un sinfín de cuestiones aún no resueltas. Mucho más cuando el Instituto Portugués de Medio Ambiente descarta que la tragedia se originase por un rayo porque no se registraron tormentas secas hasta dos horas después.

Fallos de seguridad

Aquí, en el espinoso asunto de Tancos, se están destapando clamorosos fallos de seguridad. Así, por ejemplo, el sistema de videovigilancia no se hallaba operativo desde hacía varios meses y nadie lo había señalado.

Se da la circunstancia de que una empresa privada realizó una serie de obras sobre el terreno tres semanas atrás, por lo que las sospechas apuntan a alguien que formaba parte del personal. Al mismo tiempo, el jefe del Estado Mayor del Ejército, Rovisco Duarte, admite que hubo fugas internas de información y que la colaboración desde dentro parece incuestionable.

Lo dijo en declaraciones a la TV del país vecino, donde aseguró de manera rotunda: «Quien robó el material conocía bien el almacén militar». Una frase inquietante que alarma a los portugueses, incrédulos ante la ineficacia de las medidas preventivas en un contexto internacional que requiere agudizar la defensa porque no se sabe cuándo ni dónde puede volver a cometer un atentado Daesh.

Rovisco Duarte quiso tranquilizar a los ciudadanos anunciando que ya se ha puesto en marcha una triple investigación para esclarecer los hechos (Policía Judicial, Policía Militar y Ejército), pero la tensión se puede cortar en el Gobierno por un tema más que incómodo, de nuevo detonante para la falta de confianza en las autoridades.

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