El régimen cubano aumenta la represión contra la disidencia

Intensifica la prohibición para salir del país y las detenciones arbitrarias

La líder de las Damas Blancas, Berta Soler, junto a su esposo Ángel Moya, detenidos el viernes TWITTER
Susana Gaviña

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La situación en Cuba se está convirtiendo en una olla a presión. Al incremento de sanciones por parte de EE.UU, se suma la situación económica interna, así como el incremento de las detenciones arbitrarias contra la disidencia y la constante violación de derechos humanos en la isla, denunciados por ONGs e instituciones internacionales –ONU y Parlamento Europeo–. Todos estos ingredientes pueden llevar a desencadenar movilizaciones sociales, o eso es al menos lo que teme el régimen por lo que ha incrementado la represión. Su obsesión es acallar las voces críticas.

De ahí que el Gobierno de Díaz-Canel haya intensificado medidas como la de no dejar salir del país a los disidentes invitados a participar en foros internacionales en los que se aborde la violación de DD.HH. en la isla. Son los llamados «regulados». En 2019, fueron más de 150 las personas que no pudieron salir, según los datos del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH). Hace tan solo diez días, cinco activistas que iban a participar en un acto organizado por el grupo Renew Europe y la ONG Civil Rights Defenders, en Bruselas, no pudieron tomar el avión.

Otra forma de silenciar es detener. La semana pasada, el disidente y

Guillermo Fariñas AFP

periodista Guillermo «Coco» Fariñas , premio Sájarov 2010, era arrestado cuando iba a gestionar en la Embajada de España en La Habana un visado para participar en otro acto en el Parlamento Europeo. Liberado el jueves, pero con la prohibición de salir de su ciudad hasta después del 20 de febrero (cuando ya había acabado el evento en Bruselas), no se había enfriado la celda cuando Fariñas volvía a ser detenido durante unas horas. «La razón de la detención aducida por los represores, es que se encontraba en Santa Clara Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba», explicó Fariñas en su cuenta de Twitter tras ser liberado. También fue retenido ese día el periodista independiente Guillermo del Sol (fue liberado el domingo) .

Sin embargo, Fariñas, en conversación telefónica con ABC, explicaba el domingo que, en su opinión, la detención del sábado obedecía al interés del Gobierno de Cuba en que no se viera con la Encargada de Negocios de la Embajada de EE.UU. en La Habana, Mara Tekach , con la que tenía previsto reunirse ese sábado. Un encuentro, que al parecer también tenía previsto producirse ese mismo día entre Tekach y Del Sol, que también fue retenido durante varias horas. «Díaz-Canel ha venido muchas veces a mi ciudad y nunca me han detenido por ese motivo», señala.

El presidente de Cuba, que viajó a Santa Clara para asistir a la toma de posesión del nuevo gobernador y vicegobernadora de la provincia de Villa Clara, quería evitar cualquier agitación. «Esta vez me dijeron que como estaba en Santa Clara (el gobernante) Miguel Díaz-Canel, no iban a permitir ningún tipo de provocación contra su persona y (...) el mando había acordado detenerme», declaró Fariñas a Radio Martí.

Estas detenciones se suman a las producidas el pasado viernes, en Santiago de Cuba, de otra de las voces críticas con el régimien con mayor eco internacional, la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, premio Sájarov 2005, que fue arrestada junto a su marido, Ángel Moya. según medios locales . Ayer, no se tenían noticias todavía de dónde se encontraban retenidos.

Tensión social

Ante el incremento de detenciones arbitrarias (el pasado mes de enero se produjeron alrededor de 200, según el OCDH), Fariñas argumenta: «Quizás ellos saben algo que nosotros no sabemos. Quizás les preocupa la tensión social que se vive en el país».

Otra medida de represión es desacreditar a las víctimas y acosar a

José Daniel Ferrer

sus familiares para que callen. Es el caso del líder de la Unpacu, José Daniel Ferrer , detenido el pasado 1 de octubre con pruebas «fabricadas». Las numerosas denuncias internacionales pidiendo la liberación de Ferrer fueron constestadas por el régimen con una campaña de descrédito contra el disidente.

Mientras tanto la esposa de Ferrer, Nelva Ortega , vive cercada por agentes de la Seguridad del Estado, apostados a la puerta de su casa, sede también de la Unpacu. Y sufre con angustia el bloqueo de internet o del servicio telefónico forzado para mantenerla aislada. «Me lo hacen para que no llame ni reciba llamadas con el objetivo de que no haga pública las denuncias de todas sus injusticias y arbitrariedades, más ahora cuando mantienen el operativo en los alrededores de la sede principal de Unpacu y hogar nuestro para evitar que nuestros activistas defensores de los Derechos Humanos lleguen hasta aquí», explica Ortega a ABC, tras varias semanas de no poder mantener contacto con ella.

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