París investiga el asesinato de ocho personas a manos de yihadistas en Níger

La muerte de los seis franceses y dos nigerinos el pasado domingo, en manos de la Fiscalía antiterrorista

Estado en que quedó el vehículo en el que viajaban los seis franceses y dos nigerinos asesinados AFP

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La Fiscalía antiterrorista del Tribunal de París ve plausible que los seis cooperantes franceses y dos ciudadanos nigerinos asesinados en la región de Kouré (suroeste de Níger ) el domingo pasado fueron víctimas de uno de los grupúsculos yihadistas que intentan desestabilizar parte del Sahel , un «vientre fofo» que se ha convertido en posible «puerta» de acceso al Mediterráneo y Europa del terrorismo islámico.

La emboscada y matanza tiene mucho de provocación ensangrentada: se consumó en el área que intenta controlar la operación militar «Barkhane», liderada por Francia, con una tímida presencia de algunos aliados europeos y apoyo logístico importante (satélites de comunicaciones) de EE.UU. En la operación participan más de 5.000 soldados franceses y otros 3.000 de cinco nacionalidades (Reino Unidos, España, Estonia, Dinamarca y República checa). Washington (primer «proveedor» de comunicaciones) y París (gestor militar de la fuerza de contención del yihadismo) estiman que la defensa de la amenazada estabilidad de cinco frágiles Estados – Mauritania , Malí , Burkina Faso , Níger , Chad – es estratégica para Europa y contener las nuevas amenazas terroristas.

Las minas de uranio de esa región son igualmente esenciales para la industria francesa y para el mercado mundial de minerales estratégicos. Detalle que tiene su importancia en un compromiso militar que tiene un costo humano muy trágico. Más de un centenar de militares y civiles han muerto en Sahel en el último quinquenio, y los atentados terroristas islámicos en la región se han multiplicado por siete en los últimos tres años.

Apoyo a la presencia militar

La sociedad francesa acepta «pagar» ese dramático tributo. Un 60% aprueba la presencia militar allí. El presidente Emmanuel Macron y las más altas jerarquías militares del Estado, comenzando por el general François Lecointre, jefe de Estado mayor de los ejércitos, insisten en la dimensión histórica y estratégica de esa presencia, que debe prolongarse indefinidamente.

Las sospechas bien fundadas de la Fiscalía antiterrorista, estimando que los seis franceses y dos nigerinos asesinados en el suroeste de Níger fueron víctimas de un grupúsculo yihadista confirman la gravedad siempre inestable e inflamable de una crisis de larga duración. Es difícil combatir a una «nube» de grupos terroristas islámicos, enfrentados entre sí en algunos casos. Son «pequeños» pero muy peligrosos: como asesinos y como «factor» de desestabilización de unos Estados muy frágiles, dependientes y amenazados.

Es muy difícil «estabilizar» una zona estratégica sin fronteras claras ni bien definidas, unos aliados europeos que no siempre perciben la amenaza desde el mismo ángulo y cuando los aliados norteamericanos amenazan conmodificar el nivel de su compromiso, esencial.

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