Los otros frentes de Hollande además de la polémica reforma laboral

La parálisis económica y la rebelión de su ministro de Economía son un lastre para el presidente más impopular de la V República

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El estancamiento económico, la aparición de «nuevos pobres», el descrédito personal y la «insurrección» de su ministro de economía son algunos de los frentes del campo de minas políticas al que François Hollande intenta escapar refugiándose en el búnker del palacio del Elíseo.

Estancamiento económico

La Comisión Europea, la OCDE y el Fondo Monetario Internacional (FME) confirman que el crecimiento económico está despegando en Europa. Sin embargo, la Francia de Hollande es el farolillo rojo entre las grandes economías europeas. Francia crecerá este año la mitad que España. Y mucho menos que Alemania y el Reino Unido. Mientras España ha creado entre 600.000 y 700.000 puestos de trabajo en los últimos tres años. En Francia, por el contrario, han aparecido 600.000 nuevos parados desde la llegada al poder de François Hollande, el mes de mayo de 2012.

Las primeras víctimas del crecimiento de la pobreza en Francia son las mujeres y los jóvenes, calificados de «nuevo pobres» por varios estudios de opinión.

Insurrección de ministros

A un año de la próxima elección presidencial, el gobierno comienza a sufrir tensiones de fondo. Manuel Valls, primer ministro, estima que su propio gobierno ha cometido «errores de fondo». Menos elíptico, Emmanuel Macron, ministro de Economía, ha creado su propio micropartido político, «¡Adelante!», asumiendo abiertamente sus aspiraciones presidenciales: sustituir a Hollande en el Elíseo. La izquierda socialista ha pedido la cabeza política de Macron en varias ocasiones. Pero el presidente está cogido en la trampa de su propio búnker presidencial: si fuerza la dimisión de Macron, abre una crisis de gobierno; y si no impone «disciplina» las aspiraciones «social liberales» de su ministro de Economía agrietan la cohesión gubernamental.

Descrédito personal

Encrucijada inflamable, cuando la cota de credibilidad de Hollande continúa en el pozo negro de un 80 % de opiniones negativas, instalado siempre en el podio del presidente más impopular de la V República. Insensible al desaliento, Hollande continúa creyendo en su posible reelección como jefe del Estado, el mes de mayo de 2016. Su guardia pretoriana ha creado un proyecto político bautizado con un hombre que ya utilizó en España Manuel Fraga Iribarne: Alianza Popular.

Disensiones internas

Alianza Popular es el nombre utilizado por el primer secretario del PS, Jean-Christophe Cambadelis, para intentar negociar una suerte de «unión» de todas las izquierdas que deseen apoyar la candidatura de Hollande a su propia reelección. Al día de hoy, tal proyecto de Alianza Popular solo tiene una existencia teórica: el PCF no quiere saber nada, los ecologistas están ellos mismos divididos en varias familias antagónicas, y los grupúsculos a la izquierda del PS han encontrado su propio candidato a la elección presidencial, Jean-Luc Melenchon, antiguo líder del Frente de izquierdas (FdI).

Refugiado en su búnker personal, en el Palacio del Elíseo, Hollande se ha instalado en el inmovilismo, para intentar evitar movimientos peligrosos, por imprevisibles.

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