Un residente de San Bernardino enciende velas en recuerdo de las víctimas de la matanza
Un residente de San Bernardino enciende velas en recuerdo de las víctimas de la matanza - AFP

Obama no descarta que la matanza de San Bernardino fuera un acto terrorista

Los asesinos intentaron volar el edificio con bombas que no funcionaron

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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Terrorismo doméstico, violencia laboral… La Policía da vueltas y vueltas a los motivos que llevaron a la pareja (no está claro si están casados) formada por Syed Rizwan Farook y Tashfeen Malik a sembrar la muerte a tiros en el interior del Inland Regional Center, un centro de tratamiento de problemas mentales de San Bernardino (California), llevándose por delante la vida de 14 personas e hiriendo a otras 21. Y pudo ser peor: los asaltantes dispararon hasta 75 veces y dejaron antes de irse tres artefactos explosivos por control remoto que al parecer no funcionaron, según comprobaron ayer los investigadores. En una declaración institucional dirigida a un país de nuevo conmocionado, el presidente Obama no descartaba el «terrorismo» como causa, poco antes de que la Policía encontrase doce bombas de fabricación casera en el domicilio de los presuntos asesinos.

Pero también apuntaba a la violencia laboral y reconocía que «no se saben los motivos».

La película del mayor tiroteo registrado en tres años y el sexto más grave de la historia de Estados Unidos empezaba a reconstruirse ayer, después de un miércoles confuso y lleno de sobresaltos. Farook, empleado de las instalaciones, se había ausentado minutos antes de la fiesta de trabajo prenavideña que celebraba con sus compañeros, al parecer enfadado por alguna «desavenencia» con alguno de ellos.

Con rifles de asalto

Eran las once de la mañana. Las escenas de terror se iniciaron cuando regresó minutos más tarde en compañía de su mujer, vestidos los dos con ropa militar y con rifles de asalto del calibre 223 y pistolas semiautomáticas, acompañadas por 1.600 balas como munición. Nada más entrar, abrieron fuego repetidamente contra todos los que allí se encontraban. A medida que algunos lograban escapar del centro iban relatando cómo todo se había llenado de «cuerpos en el suelo llenos de sangre». Aunque con la llegada de numerosos efectivos de Policía se produjo casi una hora de confusión ante el temor a que los atacantes siguieran dentro de las instalaciones, finalmente se confirmó que habían logrado huir y se inició su búsqueda y captura.

Aproximadamente cinco horas después, mediada la tarde, la pareja fue localizada y abatido por la Policía en un tiroteo registrado en Redlands, una zona residencial situada a cuatro kilómetros. Una pista había llevado a la Policía a vigilar una casa, de donde salió el vehículo sospechoso, descrito como un todoterreno deportivo de color negro y cristales tintados. En el momento en que la Policía lo detuvo, se produjo un cruce de disparos en el que murieron los dos atacantes. Ambos vestían la misma ropa de asalto y portaban un rifle y una pistola cada uno. Otra persona fue detenida al ser vista corriendo cerca de la zona, aunque ayer quedó descartada su vinculación con la pareja.

En plena investigación, el FBI barajaba diversas posibilidades, y las principales apuntan al llamado terrorismo doméstico, vinculado a alguna ideología, o a la denominada violencia laboral. La Policía confirmó ayer las palabras que pronunció el jefe de la policía local, Jarrod Burguan, en su primera comparecencia, con la idea de que todo estaba perfectamente organizado: «Vinieron a hacer lo que hicieron, a cumplir una misión».

Prueba de ello es que, según se conoció ayer, la pareja había dejado a primera hora de la mañana a su hijo de seis meses en cada de los padres de Faruk, alegando que tenían que podían llevársela a una cita con el médico a la que iban a acudir juntos.

Tras el nuevo tiroteo masivo en Estados Unidos, que empieza a acostumbrarse a que la tragedia con armas de fuego de por medio se convierta en algo cotidiano, un equipo de élite de los SWAT (especialistas de la Policía de Los Ángeles), el FBI y la CIA, con el soporte de la Policía local, iniciaron un dispositivo para dar caza a los presuntos asesinos. Además, expertos en desactivación de explosivos tuvieron que desactivar un explosivo que los atacantes habían dejado en el lugar. A ello hay que sumar que durante el registro efectuado ayer mismo en la casa de la pareja, la Policía encontró otra docena de bombas de fabricación casera, así como 3.000 balas más, tanto para rifle como para pistola.

«Plaga sin parangón»

Minutos después de producirse el tiroteo, el presidente Obama, en declaraciones a la cadena CBS, volvió a reclamar que se tomen medidas para frenar «el fácil acceso a las armas de fuego», que hasta ahora han sido rechazadas por la mayoría republicana. Y afirmó: «La plaga que sufre Estados Unidos no tiene parangón en el mundo. No se podrán eliminar todos los tiroteos, pero sí lograr que no ocurran con tanta frecuencia».

San Bernardino, una ciudad de mediano tamaño del sur de California y entre las veinte mayores de todo el estado, cuenta con algo más de 200.000 habitantes y se encuentra a cien kilómetros al este de Los Ángeles.

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