Dos mujeres asesinadas a cuchilladas en un ataque terrorista en Marsella

El autor, que fue abatido, irrumpió en la estación de Saint-Charles al grito de «¡Alá es grande!»

Un agente policial, en el exterior de la estación de Marsella donde sucedieron los hechos Afp/ Vídeo: ATLAS

Juan Pedro Quiñonero

Un hombre de unos treinta años, fichado por delitos comunes, asesinó este domingo a dos mujeres a puñaladas en Marsella , al grito de «¡Alá es grande!». Fue abatido a tiros minutos más tarde por una patrulla militar de la «operación Centinela» . Las investigaciones sobre este ataque, reivindicado por el grupo terrorista Daesh , continuaban este lunes. El terrorista fue detenido el pasado 29 de septiembre en Lyon , sospechoso de robo, y liberado después por falta de pruebas. Al parecer utilizada varias identidades.

Hacia las 13,45, un individuo irrumpió en el atrio de la estación de ferrocarril de Saint-Charles, armado de uno o varios cuchillos, según las fuentes, gritando como un loco «¡Alá es grande! ¡Alá es grande!». Asaltó a dos mujeres de 21 y 30 años respectivamente. La primera fue degollada con una rapidez atroz. Antes de que pudiera escapar, aterrada, la segunda fue asesinada a cuchilladas de gran violencia, en el pecho, a la altura del corazón y los pulmones.

Los militares de una patrulla de la «operación Centinela» que rondaban por la zona, lanzaron al aire varios disparos antes de abatir a tiros al asesino, que intentaba abalanzarse sobre los soldados, que, según testigos, reaccionaron con rapidez y frialdad. El tráfico ferroviario estuvo interrumpido durante un par de horas.

Múltiples identidades

La sección antiterrorista de la Fiscalía del Tribunal de París abrió rápidamente una investigación, con el fin de esclarecer un asesinato «en posible relación de un proyecto terrorista» y «una tentativa de asesinato de personas depositarias de la autoridad pública».

Según las primeras filtraciones policiales, el asesino abatido en Marsella no llevaba consigo ningún documento de identidad y solo se le conocían antecedentes de delincuente común. Los gritos enfurecidos de «¡Alá es grande!» eran anoche un indicio elocuente sobre la personalidad de un fanático criminal. Según el alcalde de la ciudad, Jean-Claude Gaudin , parece ser que empleaba «múltiples identidades».

Marsella, peligroso foco de criminalidad

La Dirección central de la Policía Judicial (DCPJ) y la Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI, contra espionaje) comenzaron sus indagaciones, particularmente complejas, en una ciudad donde el terrorismo islámico, la delincuencia suburbana, el tráfico de armas y estupefacientes, y la delincuencia común tienen incontables relaciones en la «tela de araña» de la «banlieue» marsellesa, uno de los suburbios más peligrosos de Francia y Europa. En Marsella, la violencia criminal tiene numerosos flecos mediterráneos, nacionales, regionales y municipales.

Más de treinta personas han sido asesinadas en Marsella, a tiros, a navajazos o cuchilladas, en los últimos doce meses. Se trata, en su gran mayoría de crímenes relacionados con el tráfico de drogas.

Justo dos semanas antes del ataque de este domingo, cuatro universitarias estadounidenses que se encontraban de turismo fueron rociadas con ácido en la misma estación de tren marsellesa, en ese caso por parte de una mujer de 41 años que se padecía inestabilidad mental, según la Policía.

Manuel Valls anunció en su día un gran plan nacional de lucha contra la violencia en Marsella. Y decidió presentar personalmente su proyecto. Fue recibido a tiros de fusil de asalto. Los autores de esa «advertencia» pudieron huir con relativa facilidad. Y nunca han sido detenidos. Un número importante de crímenes de sangre quedan impunes e «inexplicados».

Desde hace años, los mejores especialistas subrayan, año tras año, que los suburbios del norte de Marsella se han convertido en zonas urbanas donde el Estado no consigue imponer ni la ley ni el orden.

Un AK-47 por 3.000 euros

El fanatismo religioso solo es uno de los focos de podredumbre. La prensa parisina publica regularmente «informes» contando por lo menudo el precio de las armas en el «mercado negro» del norte de Marsella. Un fusil de asalto AK-47, el legendario Kalashnikov, puede comprarse por unos 3.000 euros. Precio relativamente «alto» que los vendedores «justifican» en nombre de la «eficacia bien probada» de tal arma en atracos a mano armada.

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