Inés Quintero, sobre el chavismo: «Presentar a Bolívar como promotor del socialismo es un anacronismo»

La historiadora venezolana, profesora de la Universidad Central de Venezuela, reflexiona sobre las raíces de la crisis que atraviesa su país

Inés Quintero ABC
Silvia Nieto

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La gran marcha que acompañó a la proclamación de Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela se celebró el 23 de enero, una fecha que de casual tenía poco. En ese día, pero en 1958, la dictadura del general Marco Pérez Jiménez llegó a su fin. Recordar que la política se acerca a la Historia como fuente de legitimación o abanico de enseñanzas no es novedoso, pero sí esencial cuando el objetivo es comprender la realidad. Así se deduce de esta conversación con Inés Quintero (Caracas, 1955), profesora de la Universidad Central de Venezuela, miembro de la Academia Nacional de la Historia y analista, con la ventaja que otorga conocer el pasado, del chavismo y de la crisis que padece su país.

Como historiadora, ¿cree que el caudillismo, que es un fenómeno que encontramos en la historia de Venezuela en el siglo XIX, sirve para explicar el chavismo?

El caudillismo, como problema, es una forma política del siglo XIX. No creo que el chavismo deba calificarse así. Me parece que está más orientado al personalismo que al caudillismo, que es una forma antigua de organización y de liderazgo.

El chavismo es personalismo autoritario , porque hay personalismos que no devienen en autoritarismo. Creo que ese personalismo autoritario sí tiene presencia histórica en Venezuela. Por ejemplo, diría que Juan Vicente Gómez no fue un caudillo, sino un dictador que se apoyó en unas fuerzas armadas que él mismo modernizó. Sin embargo, no creo que Gómez pueda compararse con Chávez o Maduro, porque su dictadura transcurrió en un momento histórico muy distinto, el comienzo del siglo, cuando la sociedad estaba poco organizada y no tenía experiencia en el ejercicio de la democracia.

Lo que hay en Venezuela, por tanto, es personalismo autoritario de deriva dictatorial, pero sobre una sociedad que tuvo experiencia democrática y que está organizada y modernizada, lo que provoca acciones mucho más coercitivas de castigo. De hecho, otra diferencia es que la persecución y la represión durante el periodo de Gómez era más individual, era contra el enemigo del Gobierno. Aquí, la persecución y la represión se practican contra un conjunto de la sociedad, que ejerce su derecho crítico a la manera de ejercer el poder.

¿Qué factores propiciaron la irrupción del chavismo en Venezuela?

Hubo muchos elementos. Más que de la democracia, hubo desgaste en los partidos políticos como conductores de ese proyecto. La democracia siguió siendo un valor y una expectativa en la sociedad. Para el auge de Chávez, creo que fue clave el providencialismo y la idea de que él podía salvar el país.

¿Cree que el tiempo tratará mejor a Chávez que a Maduro?

Los muertos tienen la ventaja de que, al estar bajo tierra, no siguen actuando políticamente. Chávez designó a Maduro . Maduro es la continuación del chavismo. Si se entiende que ambas figuras están asociadas a la construcción de ese proyecto, es muy difícil que uno vaya a obtener más simpatías que otro, porque forman parte de la misma ideología e intención política.

¿Qué utilización hizo el chavismo de la figura de Simón Bolívar?

En Venezuela, entre los siglos XIX y XXI, Bolívar nunca estuvo ausente. En este caso, la diferencia es que el chavismo intentó otorgarle un carácter revolucionario , como si Bolívar hubiera sido un promotor del socialismo, lo cual representaba un anacronismo absolutamente desbocado. No hubo ninguna relación entre el socialismo y Bolívar.

Obviamente, en el pasado también se utilizó a Bolívar con fines políticos para que sirviese de soporte del poder, pero el chavismo exacerbó ese uso, llegando a cambiarle el nombre al país, rebautizado como República Bolivariana de Venezuela . Ese uso político del personaje pretendía establecer una ruptura histórica para justificar la revolución. Hacerlo sobre esa figura implicaba que la sociedad venezolana no ofreciera resistencia, porque ha convivido con ella de manera idealizada y mítica. El chavismo se apropia del mito en beneficio de la revolución.

Chávez quiso erigirse en continuador de Bolívar , como si hubiera habido un tiempo que había concluido con la muerte de Bolívar y que el chavismo recuperaba con una gesta heroica y revolucionaria bajo su control.

¿La exacerbación de Bolívar se vincula a la glorificación de lo militar en el chavismo?

Claro. Bolívar es el héroe que gana la guerra. El chavismo establece una continuidad entre el ejército libertador de la Independencia y las Fuerzas Armadas actuales, un Ejército institucional y profesional. Eso no tiene ningún fundamento histórico . Sin embargo, la carga militarista no está solamente elaborada en términos simbólicos, como si se continuara la gesta militar de la Independencia, sino también en términos de soporte políticos del régimen. El chavismo se sostuvo desde el primer momento en el poder del Ejército, hasta el punto que la Constitución de 1999 fue modificada para dar beligerancia política a los hombres de las Fuerzas Armadas, lo que no tenía precedentes en la historia constitucional del país. El chavismo también tuvo la intención práctica de incorporar a figuras del Ejército a los altos cargos del Gobierno. Las armas se convirtieron en un instrumento político del poder, y no en una institución al servicio del Estado.

¿En qué consistieron las prerrogativas que la Constitución de 1999 dio al Ejército?

Con la modificación, se dio beligerancia política a las Fuerzas Armadas. Pero lo que también ocurrió en ese momento es que se produjo la identificación política entre esas Fuerzas Armadas y el proyecto de revolución, por lo que se les otorgó un lugar y un espacio que distorsionaron su función . Eso generó un lazo de lealtad entre el proyecto político chavista y el Ejército, lo cual no es solamente anticonstitucional, sino contrario a nuestra tradición política. Venezuela aspiró, desde la instauración de la democracia, a la independencia entre las Fuerzas Armadas y el poder civil.

¿Cree que la cultura democrática previa al chavismo sobrevive en Venezuela?

Durante la dictadura de Juan Vicente Gómez hubo movilizaciones contra la dictadura que dejaron ver que la sociedad venezolana aspiraba a un cambio que fuera en dirección a la democracia. Cuando murió Gómez en 1935, después de una dictadura de 27 años, no había habido una experiencia política en la sociedad venezolana que hiciera pensar en una cultura democrática. No obstante, a partir de 1936 y hasta el presente, los venezolanos han tenido la vocación de la democracia y se han organizado para hacer visible esa demanda. Como digo, fue un proceso ininterrumpido : en el 36, durante la década de los 40 con el rechazo a la dictadura de Pérez Jiménez, y a partir del 58, por vía de los partidos políticos y de las organizaciones sociales.

Si se reconstruye la historia de Venezuela a la luz de la vocación política plural de su sociedad, se encuentran muchos rasgos de ese deseo a lo largo del siglo XX, y no solo a partir de 1958. Eso es lo que se ha evidenciado estas dos décadas. Desde 1998 hasta hoy, no ha habido un adormecimiento de las demandas democráticas de la sociedad venezolana. Incluso las hacen jóvenes que nacieron o se hicieron hombres durante el periodo chavista. Un historiador, Manuel Caballero , plantea que, más que un sistema de gobierno democrático, lo que se construyó en Venezuela fue una cultura democrática , que es la que permite la defensa de los derechos de los ciudadanos, del Estado de Derecho o la libertad de expresión.

¿Cree usted que se pueden establecer paralelismos entre la transición a la democracia en 1958 y la crisis actual que atraviesa Venezuela?

Son dos procesos diferentes . En 1958 había una dictadura militar, pero ahora hay otros factores en juego, como el narcotráfico o la presencia de fuerzas irregulares de otros países en Venezuela. En segundo lugar, los partidos políticos del 58 habían pasado por un proceso de construcción y masificación que se incrementó a partir de ese año. Los partidos de ahora vienen de esa tradición, pero han sido profundamente golpeados a lo largo de estas dos décadas de chavismo. Por otro lado, la posibilidad de establecer un proceso de integración masivo en la democracia no podían plantearse en el 58 como se hace hoy, porque entonces la sociedad no era totalmente urbana, había una gran incidencia del analfabetismo y los medios de comunicación no eran tan importantes.

Los parecidos entre el 58 y el proceso actual consisten en la vocación por un proyecto unitario . El cambio no se puede plantear con el proyecto de un individuo o de un sector, sino con el conjunto de la sociedad, con los empresarios, los obreros, las mujeres y los estudiantes, los de arriba y los de abajo.

Guaidó ha propuesto una amnistía. Recuerda a la transición española, donde una ley de ese tipo también fue una pieza clave del proceso.

Es muy difícil extinguir la polarización, que tiene que ver con sentimientos y emociones, en sociedades que han vivido un proceso de ese tipo tan fuerte. Por ejemplo, sabemos que en España, con todos los años que han pasado, todavía hay temas sensibles. Un proceso de transición demanda entendimiento , porque una parte de la sociedad no puede desaparecer. Sudáfrica fue aleccionadora. La pacificación de Colombia, que genera reticencias y preocupaciones, muestra que es un proceso complejo al que hay que enfrentarse con responsabilidad política. Lo más importante es que la sociedad comprenda que hay que buscar la manera de convivir, y que convivencia no quiere decir impunidad. En el caso venezolano, es muy importante que el proceso de amnistía se haga con el auxilio y el apoyo de todas las experiencias similares que ha habido en el mundo. No se pueden reproducir políticas sectarias y dogmáticas. Tiene que haber una manera de promover la convivencia entre los venezolanos.

Guaidó se ha convertido en el hombre del momento. ¿Qué virtudes observa en él que no tuvieran otros opositores?

En su caso, ha habido un fortalecimiento institucional del último poder legítimo del país, la Asamblea Nacional. Creo que el peso político de Guaidó se sostiene sobre la legitimidad de su investidura. No está actuando como vocero de un partido, sino de la última instancia legítima del poder público. En segundo lugar, creo que Guaidó ha demostrado amplitud de miras, virtud que ya había demostrado cuando estaba en la Comisión de Participación Ciudadana. Desde ella, tuvo una actitud de apertura hacia diversas voces de la sociedad civil. Por eso no actúa de manera sectaria y escucha, lo que le procura muchísima aceptación.

¿Cómo es el día después del inicio de un proceso de transición? ¿Cuáles son las primeras medidas que tiene que poner en marcha el nuevo poder constituido?

Creo que tiene que ponerse en marcha una política de amplitud más que de sectarismo. Es un proceso del que debe apropiarse la sociedad en su totalidad , sin dejar la responsabilidad en exclusiva al Gobierno. No debe ser un proceso cerrado y dirigido solo por una cúpula gubernamental, sino que tiene que tener la capacidad de abrirse a la mayor cantidad de voces y voluntades dispuestas a participar en la reconstrucción de Venezuela. Desde todas las instancias y espacios, debe haber voluntad de propiciar la reconstrucción del país. Para que un proceso de transición sea efectivo, se debe incorporar al mayor número de voluntades.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación