Identificados los agentes rusos que envenenaron a Navalni

Eran concretamente miembros expertos en armas químicas de los servicios especiales rusos FSB, según desvela hoy el semanario alemán Der Spiegel

El líder de la oposición rusa y su esposa toman las calles de Moscú el pasado mes de febrero

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Los servicios secretos rusos seguían a Navalni desde hacía tiempo y varios agentes estaban a pocos metros de él en el momento del envenenamiento. Eran concretamente miembros expertos en armas químicas de los servicios especiales rusos FSB, según desvela hoy el semanario alemán Der Spiegel, que ha llevado a cabo una investigación conjunta con Bellingcat, CNN y la web rusa The Insider. Los resultados de esta investigación dejan en evidencia al gobierno ruso, que desmintió en múltiples ocasiones la relación de su inteligencia con el envenenamiento por Novichok, agente neurotóxico que llevaba la firma del FSB, la antigua KGB.

Los agentes rusos realizaban un seguimiento regular al opositor ruso desde 2017. Es lo que se desprende del análisis de listados de datos telefónicos y de viajes filtrados en Rusia a través de Internet . «Estos agentes estaban en la zona el 20 de agosto, fecha en que se produjo el envenenamiento en Omsk , Siberia, en las horas y los días que abarcan el periodo durante el que fue envenenado por medio del arma química militar», afirma el artículo, que informa sobre 37 viajes desde 2017 en los que Navalni fue seguido por uno o varios de estos agentes. «La carga de la prueba recae sobre el Estado ruso», dice, mencionando que los autores se han puesto en contacto con las autoridades rusas para contrastar esta información pero no han recibido respuesta.

Estos seguimientos se habían convertido en una rutina. En 2017, 2019 y 2020, operativos de una unidad clandestina especializada en el trabajo con sustancias tóxicas siguieron a Navalni en sus viajes por Rusia, coincidiendo en 37 ocasiones en los mismos destinos. Los investigadores han identificado a tres agentes de esta unidad que siguieron al líder opositor en agosto pasado, primero a Novosibirsk, donde hizo campaña ante las elecciones regionales, y posteriormente a la ciudad siberiana de Tomsk. Se trataría de Alexéi Alexandrov y de Iván Osipov, ambos médicos, y de Vladímir Panyáev. Los tres recibieron apoyo y eran supervisados por al menos cinco operativos del FSB más, algunos de los cuales también viajaron a Omsk, donde fue hospitalizado Navalni. La unidad clandestina se comunicaba entre sí durante el viaje y «de repente hubo picos» en las llamadas, «justo antes del envenenamiento», así como durante las horas en las que Navalni abandonó su hotel en Omsk y se trasladó al aeropuerto de la ciudad .

El equipo opera bajo la fachada del Instituto Criminalístico del FSB , también conocido como Instituto de Investigación-2 o como Unidad Militar 34435, afirma Der Spiegel repicando las conclusión de Bellincat, que señala además que es supervisado por el coronel Stanislav Makshakov , había trabajado en una ciudad militar cerrada hasta el anuncio del fin oficial del programa de armas químicas en Rusia en 2017, desde donde proporcionó I + D para nuevas formas de armas químicas, incluidos agentes tóxicos del tipo Novichok. Las llamadas analizadas indican que los operativos en el terreno que seguían a Navalni en agosto pasado informaban o consultaban a Makshakov, quien a su vez rendía cuentas al general Kiril Vasilyev, director del Instituto Criminalístico y subordinado del general mayor Vladímir Delelov, jefe de Tecnología Especial del FSB y quien ya solo responde ante el director del FSB, Alexandr Bórtnikov, último en la cadena que llega directamente al presidente ruso, Vladímir Putin.

Esta información confirmó las sospechas de Navalni, que reiteradamente había declarado sentirse espiado y que cree que ya había sido víctima de intentos de envenenamiento con anterioridad. Durante un vuelo en 2019 sufrió síntomas similares, aunque menos severos, y también en verano de 2019 fue misteriosamente intoxicado con una sustancia química no establecida. Incluso su esposa Yulia se sintió «enferma como nunca antes en su vida» durante un viaje privado con su marido al enclave báltico ruso de Kaliningrado en julio, un mes antes del envenenamiento de Omsk. Navalni había acudido a la Justicia con estas sospechas, pero un tribunal de Moscú ha desestimado su demanda, presentado por el Fondo de Lucha contra la Corrupción contra el FSB, negándose a abrir una causa penal en base al artículo 355 del Código Penal ruso, que contempla «la producción, almacenado o venta de armas químicas» como el Novichok. A mediados de noviembre, el líder opositor ruso acusó directamente al presidente Vladímir Putin, de ser el responsable de su envenenamiento. «Sostengo que detrás de los hechos está Putin y no tengo otras versiones de lo ocurrido», dijo Navalni también a Der Spiegel, antes de subrayar que «el dato más importante es Novichok» y que «una decisión así no se puede tomar sin la orden de Putin».

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