Dilma Rousseff en un acto de la ONU el pasado mes de abril
Dilma Rousseff en un acto de la ONU el pasado mes de abril - AFP

Lo que le espera a Dilma Rousseff tras su destitución

La presidenta sustituida podrá no cambiará de residencia y conservará su salario durante sus 180 días alejada del poder

BRASILIA Actualizado: Guardar
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Después de que el Senado votase su destitución, Dilma Roussef ha perdido su poder, pero aún quedaba la incógnita de qué derechos conservaría a lo largo de seis meses de suspensión.

Este jueves, la Cámara Alta ha decidido que podrá usar la residencia presidencial, el Palacio de la Alvorada, y que continuará recibiendo el mismo salario. Además, dispondrá de un equipo de seguridad y podrá usar aviones de la Fuerza Aérea Brasileña para sus viajes mientras permanezca alejada del cargo.

«Durante el período de suspensión, mantendrá las prerrogativas del cargo relativas al uso de la residencia oficial, la seguridad personal, la asistencia de salud, el transporte aéreo y terrestre, la remuneración y el equipo al servicio del Gabinete Personal de la Presidencia», reza la notificación que el Senado entregará a Rousseff este jueves y que ya aparece publicada en el Diario Oficial del Senado.

En la notificación, Rousseff también será informada de que, a partir del momento en la que la reciba, «será instaurado el proceso de inhabilitación por crímenes de responsabilidad» y de que quedará «suspendida de las funciones de Presidente de la República hasta la conclusión del juicio en el Senado o hasta que finalice el plazo de 180 días».

Se trata de un documento que recibirá de manos del primer secretario de la Cámara Alta, el senador Vicentinho Alves, que en declaraciones a los periodistas, afirmó que por respeto a la gobernante entrará al Palacio de Planalto por el garaje y no por la puerta principal. Después, Alves se dirigirá al Palacio de Jaburu, residencia de los vicepresidentes, para entregarle la respectiva notificación a Michel Temer, el sustituto de Rousseff.

Adelantándose a los acontecimientos

Sin embargo, la dirigente del ahora opositor Partido de los Trabajadores (PT) ya inició ayer, antes de que el Senado la separase del cargo, el transporte de sus pertenencias particulares desde el Palacio de Planalto, la sede del Gobierno, hasta el Palacio de la Alvorada, la residencia particular de los gobernantes, donde ha dicho que se acuartelará.

La situación de Rousseff se alargará seis meses; el tiempo necesario para que la justicia brasileña investigue si Rousseff y su partido realizaron maniobras fiscales irregulares en 2014 y 2015 para maquillar los resultados de su mandato y obtener más votos en la elecciones.

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