Hillary Clinton, a su llegada ayer a un colegio de Nashua , en New Hampshire REUTERS

El empate genera dudas sobre Clinton y da recorrido al izquierdista Sanders

El senador, favorito en New Hampshire, anuncia que dará la batalla «hasta el final»

ENVIADO ESPECIAL A DES MOINES (IOWA) Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Décimas de ventaja. Veintitrés delegados frente a veintiuno. Seis precintos decididos con una moneda al aire (literalmente). La victoria mínima, y en el último suspiro, de Hillary Clinton le permite el «alivio» que la propia aspirante proclamó en su comparecencia nocturna, pero deja abiertas muchas dudas sobre el futuro de su carrera por la nominación. Y no tanto porque pueda perderla a manos de Sanders. Aunque el senador por Vermont, que ha movilizado a muchos jóvenes, pueda llevarse el triunfo en el siguiente asalto, el pequeño estado de New Hampshire, la exsecretaria de Estado mantiene la condición de favorita.

Su problema son las debilidades de futura candidata que los caucus de Iowa dejan al descubierto: su distancia de los jóvenes, de momento más ilusionados con el rival (sólo dos de cada diez votaron por ella); su triunfo en una elección con una participación limitada, de 171.100 frente a los 240.000 que marcaron el actual récord en 2008, año del fenómeno Obama, y la sensación de que el apoyo de su marido, el carismático expresidente Bill Clinton, y de su hija Chelsea, mucho más acentuado de lo que estaba previsto antes de iniciarse la campaña, ha podido ser decisivo.

Hillary tiene un problema

Hillary Clinton tiene un problema a su izquierda. Ese es el motivo por el que se autoproclamó «progresista» durante su comparecencia ante los seguidores en Des Moines. La campaña de Sanders, elegante en las formas pero consistente en el fondo, está desgastando la imagen de la senadora por Nueva York siempre excesivamente vinculada a los poderes financieros, representados en Wall Street, que Sanders denuncia una y otra vez en sus mítines. Pero también tiene un problema con la edad de los votantes. Para una posible candidata a la presidencia de Estados Unidos el hecho de que el 60 por ciento de los apoyos en Iowa estén en la franja más alta, de 50 años para arriba (según una encuesta elaborada a pie de caucus), contrasta con la capacidad de conectar con los jóvenes de Barack Obama y del anterior presidente demócrata, su propio marido, Bill Clinton.

Un flanco débil frente a un hipotético candidato republicano joven y de imagen renovadora, como pudiera ser Marco Rubio.

Bernie Sanders ha aprovechado en su favor su propia limitación. Habiendo sido capaz de generar una gran ilusión entre la juventud, también el caucus de Iowa –donde llegó a liderar las encuestas semanas antes del mismo– le ha mostrado sus debilidades. El voto maduro no parece estar tan volcado con él. Y el mismo problema de participación que a Clinton se le puede achacar a él, quizá porque su mensaje radical sólo conecta de manera esencial con los menores de 30 años.

La gran virtud de Sanders es su combatividad. El veterano senador está dispuesto a dar guerra: «Estamos aquí para llegar hasta el final», proclamaba mientras cientos de jóvenes le aclamaban la noche electoral.

Menos elegible

Sanders es consciente de la dificultad de llevarse la nominación. Primero, por su condición de menos elegible. Su mayor edad y su mensaje nítido de izquierdas le alejan de muchos votantes. Pero también cuenta su menor arraigo entre las minorías, que en Iowa le han dado la espalda (aunque sólo representen el 18 por ciento en este estado). Para remediarlo, al menos en parte, el senador ha sumado a sus mítines a Cornel West, un veterano activista afroamericano que le puede granjear apoyos, sobre todo en aquellos estados con un mayor peso de la población de raza negra. Como Carolina del Sur, siguiente asalto después de New Hampshire.

Quien tuvo que renunciar, horas después de su derrota, fue el exgobernador de Maryland Martin O´Malley, quien sólo obtuvo el 0,5% de los votos. De orientación progresista, no encontró espacio en la campaña desde que irrumpió en ella Sanders.

Ver los comentarios