División en la Casa Blanca sobre la ayuda militar a Venezuela

Trump se resiste a una acción armada, como le sugieren los halconces de su gobierno

Donald Trump, durante una intervención en Miami, con las banderas de EE.UU. y Venezuela al fondo Reuters
David Alandete

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La última ocasión en que el presidente de Estados Unidos habló públicamente de Venezuela fue el 14 de mayo durante una visita a Luisiana, y la mencionó de pasada como un ejemplo del éxito de su estrategia de presión sobre «regímenes peligrosos». Sus más estrechos colaboradores, sin embargo, pensaban que la Casa Blanca debía hacer aún más: más que las sanciones, más que el embargo del crudo, más que las presiones a Europa. Unos días antes, el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton , y el secretario de Estado, Mike Pompeo , visitaron al jefe de Defensa, Patrick Shanahan , en el Pentágono para hablar de planes para Venezuela. Donald Trump, al enterarse, se burló de ellos y les llamó «halcones», sobre todo a Bolton.

A poco más de un año de las elecciones en que se juega la presidencia, Donald Trump ya ha dejado claro, por medio del silencio administrativo, que los venezolanos no deben confiar en una acción armada encabezada por EE.UU. de forma inminente.

Conversacion con Putin

Curiosamente, el cambio radical de estrategia de un presidente que hasta entonces había amenazado a Nicolás Maduro con la intervención militar fue una llamada con el Kremlin el mismo día que Bolton y Pompeo estaban en el Pentágono. Trump y Putin hablaron durante una hora, buena parte de ella sobre Venezuela, un país al que en marzo llegaron 100 soldados rusos cargados con material militar.

La oposición a Maduro en EE.UU. ha quedado en un lugar complicado. Han tomado ya todos los edificios oficiales de su país en Washington y Nueva York y el embajador Carlos Vecchio invierte todas sus jornadas en seguir recabando apoyos al presidente encargado, Juan Guaidó , y organizar la recogida de ayuda humanitaria. La semana pasada pudo entrar a la Embajada después de que un variado grupo de activistas con lazos con Maduro y Rusia la ocupara ilegalmente más de un mes.

Presionado, Guaidó pidió al Comando Sur –división de las fuerzas armadas estadouniudenses con responsabilidad sobre Sudamérica– una reunión con Vecchio para coordinar la ayuda que necesita de EE.UU. para restaurar la democracia en Venezuela. En lugar de ser recibido en el Pentágono, a Vecchio se le emplazó en el Departamento de Estado, sede de la diplomacia norteamericana, donde se vio con algunos representantes militares en unas conversaciones cuyo contenido no ha sido revelado. Fuentes del Comando Sur aseguran a ABC que ese tipo de reuniones es habitual con enviados de países aliados en América Latina y que no tienen por qué ser indicativas de ningún plan de acción concreto en un futuro inmediato.

Lo cierto es que Bolton y Pompeo siguen siendo los principales defensores del cambio en Venezuela, pero su machacona insistencia y la resistencia de Maduro en el poder han hecho que pierdan peso en las deliberaciones de la Casa Blanca sobre política internacional en este momento.

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