Crece la revuelta republicana contra los planes de Trump sobre el muro

La última solución por la que el presidente apuesta por llevarse el gato al agua es la declaración de una situación de emergencia nacional

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump REUTERS

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Cada día que pasa, la crisis en EE.UU. por el cierre gubernamental motivado por la aspiración de Donald Trump a que el Congreso financie el muro con México se emponzoña un poco más. La infección empieza ya a sentirse con fuerza también en las filas de su propio partido. En los últimos días, se han abierto grietas entre los republicanos sobre la conveniencia de mantener el pulso con los demócratas por una promesa electoral del presidente que nunca ha tenido un gran apoyo entre los legisladores.

El miércoles, ocho republicanos de la Cámara de Representantes, ahora bajo control demócrata tras las elecciones de noviembre, rompieron la disciplina de su partido en una votación de una medida que pretendía colocar fuera del cierre gubernamental algunas agencias federales de gran importancia, como el IRS, el organismo encargado de la recolección de impuestos. Se colocaron junto al resto de legisladores demócratas a pesar de que la propuesta tenía muy pocos visos de avanzar en el Senado y de que la Casa Blanca amenaza con vetar cualquier medida que no incluya la financiación del muro con el vecino del Sur.

La grieta ya la habían empezado a abrir otros compañeros de la cámara alta. Los senadores Susan Collins, Lisa Murkowski y Cory Gardner empezaron a posicionarse en contra de la decisión de Trump de forzar el cierre gubernamental hasta que se salga con la suya con el muro y optar por una solución que ya había aceptado en diciembre el Senado: extender la ley de gasto mientras se busca un acuerdo en inmigración. «No hay necesidad de bloquear seis departamentos al mismo tiempo que resolvemos estas cuestiones de seguridad que son muy importantes», dijo Murkowski el lunes. «Deberíamos aprobar una medida de extensión que reabra el Gobierno. El Senado lo hizo en la última sesión del Congreso, deberíamos hacerlo otra vez ahora», añadió Gardner.

La última solución por la que Trump apuesta por llevarse el gato al agua es la declaración de una situación de emergencia nacional que le permita aprobar financiación para el muro con el uso de sus poderes ejecutivos. Los demócratas lo rechazan frontalmente y la decisión provocará una batalla política y legal, pero al presidente no le quedan muchas más posibilidades para conseguir su objetivo y no demorar más un cierre gubernamental cuyo impacto en EE.UU. ya es considerable. La idea, sin embargo, tampoco convence a algunos republicanos . El congresista Tom Cole, aseguró el miércoles que no sería «el mejor uso de los poderes presidenciales» y que simplemente trasladaría el problema a los juzgados, que tendría que resolver si Trump tiene o no esa potestad. «Prefiero llegar a un acuerdo», dijo en la cadena MSNBC. «Y creo que otros están de acuerdo conmigo». Uno que lo ha afirmado públicamente es Mac Thornberry, representante de Texas, el estado al que ayer se trasladó Trump para visitar la frontera y confirmar su última propuesta.

A pesar de estas fracturas, Trump defendió ayer, poco antes de volar a Texas, que los republicanos están « extremadamente unidos » sobre el cierre gubernamental. Antes, en Twitter, dijo que las informaciones sobre los desacuerdos de algunos de sus socios legislativos era «fake news».

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