Rousseff, durante un acto en el Palacio de Planalto en Brasilia
Rousseff, durante un acto en el Palacio de Planalto en Brasilia - AFP

Claves para entender el sainete político brasileño

El intento fallido del presidente del Congreso por frenar la destitución de Dilma Rousseff es el último giro en una enrevesada historia de corrupción y ansia de poder

Madrid Actualizado: Guardar
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El proceso para destituir a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, vivió un nuevo sobresalto. En medio de incesantes escándalos de corrupción que salpican a casi toda la élite política del país y de una crisis económica que se agrava día a día, el procedimiento en curso para apartar a Rousseff del poder empeora la conmoción en el gigante sudamericano. El último capítulo del sainete político llegó con el inesperado anuncio del presidente del Congreso, Waldir Maranhao, que el lunes decidió anular la validez de la votación en la Cámara Baja que abrió la puerta a que el Senado activara el mecanismo para remover a Rousseff y someterla a un juicio parlamentario que implicará automáticamente su salida de la Presidencia.

Poco después de ser desautorizado por el presidente del Senado, Renan Calheiros, Maranhao rectificó y emitió un comunicado en el que daba por anulada su inesperada decisión sin dar explicaciones.

La prensa brasileña la atribuye a las presiones recibidas desde su propio partido, el Partido Progresista, que, pese a su denominación, es de centroderecha.

La cuenta atrás para la presidenta, pues, continúa, pero este último giro grotesco de la historia acentúa aún más la indignación de los brasileños con sus dirigentes y confirma que, como dijo Rousseff tras la maniobra fallida de Maranhao en su favor, «vivimos una coyuntura de artimañas». En este contexto, resulta cada vez más difícil entender.

¿De qué se acusa a Rousseff?

Según la acusación, la presidenta maquilló las cifras del déficit público para asegurarse la reelección en octubre de 2014. Ella niega toda irregularidad, asegura que no hizo nada que no hubieran hecho otros presidentes y atribuye todo a una conspiración de sus rivales que no duda en calificar como «golpe de estado».

¿Cuál es el siguiente paso?

Ahora que parece claro que el Senado puede actuar, se espera una votación del pleno el miércoles. Entonces, muy probablemente, se decidirá someter a juicio en la Cámara a Rousseff. Bastará con una mayoría simple de senadores para que Rousseff sea suspendida de sus funciones durante el tiempo que se prolongue el proceso. Su vicepresidente, hasta hace poco aliado y ahora enconado enemigo, Michel Temer asumirá entonces de manera interina la presidencia. No obstante, Temer también está siendo investigado por un juez de la Corte Suprema por artificios contables similares a los que, supuestamente, habría llevado a cabo la presidenta.

¿Por qué ha intervenido Maranhao?

Solo él lo sabe. Cuando anunció la anulación de la votación en la que los diputados aprobaron elevar el juicio a Rousseff al Senado, invocó el hecho de que muchos de ellos habían hecho público de antemano el sentido de su voto, socavando así el principio de presunción de inocencia, pero tal argumentación se ha evaporado en cuestión de horas. Hay quien cree que buscaba darle un toque de atención a Temer y frenar sus ansias de poder. Es posible. Maranhao es un personaje excéntrico que ya protagonizó acciones extravagantes, como encerrarse en su despacho y negarse a hablar con nadie al poco de asumir el cargo de presidente del Congreso, al que, por cierto, llegó después de que el Tribunal Supremo ordenara apartar a su predecesor, Eduardo Cunha, también sospechoso de corrupción. Así está la política en Brasil.

¿Qué puede hacer Rousseff?

La presidenta repite una y otra vez que se defenderá y luchará hasta el final contra «los golpistas», pero no ha dado pistas sobre cuáles pueden ser sus movimientos. Proclamar una y otra vez su inocencia será inútil sin el apoyo de los legisladores que habrán de decidir su futuro. Lo que ya ha hecho Rousseff es movilizar a los simpatizantes del Partido de los Trabajadores, que han llevado a cabo varias manifestaciones masivas en contra del intento opositor de relevarla, y recurrir a Luiz Inácio Lula de Silva, su predecesor en el cargo y mentor político, en lo que todos los analistas interpretaron como un intento de blindaje de ambos. A Lula también lo investiga la justicia por su implicación en el caso Lavajato, una trama masiva de sobornos y pagos irregulares con fondos de la petrolera estatal Petrobras.

¿Qué opina la gente?

Aunque no siempre aciertan, las últimas encuestas muestran que el apoyo a la destitución de Rousseff crece y ya es mayoritario entre la población. De lo que no hay duda es de que la hegemonía del Partido de los Trabajadores se ha resquebrajado por el deterioro de la economía y el agotamiento de un modelo de crecimiento impulsado en el pasado por las exportaciones de materias primas y ahora lastrado por el bajo precio de las mismas. Con el PT y con Lula, Brasil creció como nunca antes, pero en 2015 se despeñó un 3´8% después de haberse estancado en 2014. Unido a una inflación superior al 10%, es una de las causas que explican el creciente hartazgo social.

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