Boko Haram pide a Al Shabab que se una al Estado Islámico

Los rebeldes nigerianos, que ya anunciaron en marzo su adhesión al EI, buscan la alianza de los milicianos somalíes, históricos representantes de Al Qaida en la región

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Guerra de alianzas en el yihadismo africano. En su último vídeo propagandístico, la milicia islamista de Boko Haram ha pedido a los rebeldes somalíes de Al Shabab que se adhieran al Estado Islámico y abandonen su histórica afiliación con Al Qaida.

En la grabación, distribuida en las redes sociales, militantes de Boko Haram aseguran que «la unidad es un mayor beneficio en la lucha en el camino del Islam» y «ayudaría a derrotar a los infieles del mundo».

En marzo de este año, Boko Haram anunciaba su lealtad definitiva al Estado Islámico (EI).

Desde entonces, el grupo nigeriano se ha mimetizado con las prácticas del EI, degenerando, para algunos analistas, en una filial de la red terrorista.

En julio pasado, por ejemplo, Boko Haram difundía un vídeo con la decapitación de un soldado nigeriano, la primera acción de este tipo desde que el grupo armado anunciara su alianza.

En el documento visual, de diez minutos de duración, se observaban también diversos ataques a varias localidades sin identificar del país africano, así como los cadáveres de miembros de las fuerzas de seguridad.

En este sentido, dos elementos llamaban la atención entonces: por un lado, la ausencia en toda la grabación del líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, quien hasta entonces solía protagonizar casi en exclusiva los vídeos de la milicia.

Por el otro, la aparición de la enseña «West (Oeste) Africa» en la esquina superior izquierda junto a la conocida bandera negra utilizada por el EI. El nombre hacía referencia al nuevo «gabinete de prensa» utilizado por el grupo armado en el progresivo cambio de marca de los rebeldes hacia el «Estado Islámico de la provincia de África Occidental (ISWAP)», como comienza a ser denominado el grupo en los foros islamistas.

Perdida de terreno de Al Shabab

Por su parte, desde la muerte el pasado año de Mukhtar Abu Zubeyr, conocido como Ahmed Godane, por entonces líder de la milicia islamista, en un ataque lanzado por fuerzas armadas  estadounidenses, Al Shabab sufre un profundo debate interno.

La muerte de Godane supuso entonces un serio revés para el grupo somalí, una organización tejida a imagen y semejanza  de uno de los huesos duros del islamismo radical. Días después, el mando fue asumido por una corriente «de continuidad» en manos de Ahmed Diriye, conocido como «Abu Ubaidah», y antiguo consejero. No obstante, la mayoría de analistas coinciden en que la histórica lucha de poder con el número dos de la organización, Mukhtar Robow, conocido como «Abu Mansur», aún continúa. Más aún, el debate sobre si el grupo debe cesar en su histórica alianza con Al Qaida para estrechar lazos con el Estado Islámico, al igual que han hecho otros grupos regionales (caso de Boko Haram). Sobre todo, ante el continuo flujo de yihadistas somalíes que, en los últimos meses, prefieren unirse a los combates en Irak o Siria junto al Estado Islámico en lugar de su propio país.

Un éxodo que ha venido acompañado de numerosas muertes dentro del grupo. En enero, Yusef Dheeg, jefe de operaciones externas de la milicia armada, perdía la vida en un ataque con «drone» (avión no tripulado). Solo un mes antes, Tahlil Abdishakur, jefe de Inteligencia del grupo, también fallecía en otro ataque desde los cielos.

Por ello, en los últimos días son crecientes las presiones por parte de filiales del Estado Islámico para que Al Shabab cambie sus «colores». Desde comienzos de mes, hasta ocho vídeos de diferentes facciones del EI se han distribuido pidiendo su adhesión a la yihad global.

La escalada dialéctica, se produce, precisamente, días después de que comenzara a circular entre las filas de Al Shabab un memorándum interno en el que se reiteraba la alianza histórica con Al Qaida, mientras se advertía que cualquier nota discordante al respecto sería tratada de acuerdo a la ley islámica.

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