Residentes concentrados en Maiduguri, objeto de uno de los últimos ataques de Boko Haram
Residentes concentrados en Maiduguri, objeto de uno de los últimos ataques de Boko Haram - afp

Boko Haram se mimetiza con los yihadistas de Estado Islámico

El grupo armado asume la autoría de la masacre cometida en la capital nigeriana durante el fin de semana en un comunicado impregnado por la estética de los yihadistas de Al Bagdadi

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El terror filial comienza a perder los colores. La milicia islamista de Boko Haram ha reconocido la autoría del triple atentado ocurrido el pasado viernes en la capital de Nigeria, Abuya, en el que perdieron la vida al menos 18 personas.

En un comunicado difundido en las redes sociales por simpatizantes del grupo armado, se muestra la fotografía de los tres militantes que tomaron parte en el ataque, quienes comparecen bajo la bandera del «Estado Islámico en África Occidental» (como se autodenominan ahora los rebeldes) antes de la masacre.

El primero de los atentados tuvo lugar en el barrio de Kuje, cuando un terrorista se inmolaba en una comisaria de policía mientras otro detonaba sus explosivos en un mercado.

Posteriormente, un tercer suicida explosionaría su carga en una parada de autobús en el asentamiento de Nyanya. El presunto comunicado oficial de Boko Haram, no obstante, contradice las palabras del Ejército nigeriano, quien asegura que en la masacre participaron también mujeres.

De Gwoza al califato

En agosto de 2014, en uno de sus ya habituales golpes propagandísticos, Boko Haram había declarado un califato islámico en Gwoza, localidad del estado de Borno, al noreste de Nigeria.

«Gracias a Alá, nuestros hermanos han conseguido la victoria en Gwoza, que es ahora parte del califato islámico», aseguraba entonces el líder del grupo, Abubakar Shekau. Posteriormente, en marzo de este año, la milicia anunciaría su lealtad definitiva al Estado Islámico (EI).

Desde entonces, Boko Haram se ha mimetizado con las prácticas del EI, degenerando, para algunos analistas, en una filial de la red terrorista.

En julio pasado, por ejemplo, Boko Haram difundía un vídeo con la decapitación de un soldado nigeriano, la primera acción de este tipo desde que el grupo armado anunciara su alianza.

En el documento visual, de diez minutos de duración, se observaban también diversos ataques a varias localidades sin identificar del país africano, así como los cadáveres de miembros de las fuerzas de seguridad.

En este sentido, dos elementos llamaban la atención entonces: por un lado, la ausencia en toda la grabación del líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, quien hasta entonces solía protagonizar casi en exclusiva los vídeos de la milicia.

Por el otro, la aparición de la enseña «West (Oeste) Africa» en la esquina superior izquierda junto a la conocida bandera negra utilizada por el EI. El nombre hacía referencia al nuevo «gabinete de prensa» utilizado por el grupo armado en el progresivo cambio de marca de los rebeldes hacia el «Estado Islámico de la provincia de África Occidental (ISWAP)», como comienza a ser denominado el grupo en los foros islamistas.

Dos tendencias que tendrían su punto álgido en el anuncio, a mediados de agosto, por parte del presidente de Chad, Idriss Deby (país que batalla en los últimos meses a los islamistas), de la muerte de Shekau y de su sustitución en el liderazgo de Boko Haram.

Sobre todo, después de que la presunta elección de Mahamat Daoud como nuevo máximo comandante haya radicalizado el debate abierto en el seno de Boko Haram sobre el peso específico logrado por el EI en sus decisiones internas.

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